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domingo, 22 de mayo de 2016

El perro ha muerto



El más listo es él, no les quepa la menor duda. Arturo Mas, el más inteligente, el más increíble, el más delincuente. Este se ha pensado que muerto el perro se acabó la rabia, desaparece el bicho y todo el mundo se olvidó de él, del perro. Algo así ha hecho con su partido, Convergencia Democrática de Cataluña (CDC). Dos tercios de la militancia -que no llega en total a los quince mil- apoyaron a Mas en esta nueva y genial idea.

Hasta el hijo mayor del expresidente de la Generalidad, Yordi Puyol, también delincuente -padre e hijo, ambos dos- ha apoyado el cambio del nombre del partido, o de lo que en realidad sea que se vaya a hacer, porque explicaciones pocas. También parece que está de acuerdo el actual presidente de la Generalidad, el ahora ya elevado a la categoría de delincuente Puiyidemon, elpájaroEspanta del anterior presidente.

En resumen, que nos olvidemos de Convergencia, que en julio ya nos enteraremos cómo los hemos de conocer. Pero, aunque tengan casos y cosas pendientes, pero que muy graves, como el Caso Palau, verbi gracia, todo se pasará.

Pues, ya verán, igual que nos olvidaremos nosotros le vendrá la amnesia a los de los tribunales, que ya, como quien dice, ni se acuerdan de los delitos de la familia mafiosa del que fuera el muy honorable y que están ahí, a la vuelta de la esquina. Ya les digo, como si los viera con las bolsas de basura, repletas, pero no para tirar al contenedor, por cierto. Hasta para transportar la “pasta” eran miserables esa familia. Eran los que decían que “España nos roba”. ¡Cómo se reirían, los condenados! Y miren si tienen la memoria floja los delos tribunales catalanes que ni se les recuerda la mente de lo de la inhabilitación del golpista Arturo, que está, velahí, a la vuelta de la esquina.

De lo del tres por ciento, que en su día denunció en sede parlamentaria el socialista Maragall, sin importancia. Miles de millones de pesetas, cientos de millones de euros cobrados en comisiones a constructores por licitar a obras oficiales, no se sabe a dónde han ido a parar. En  cualquier caso, no busquen más, ya no existen, se los han gastado en gominolas. Así que el que se fue a Sevilla perdió la silla y que agua que no has de beber déjala correr.

En resumen, que el chorizo más chorizo de los que hay hoy por España, Arturo Mas, además de golpista y sedicioso, se lo monta de nuevo para seguir a lo suyo. Como el avestruz, esconde la cabeza para hacerse creer él mismo que no lo ven, pero lo curioso, en este caso, es que los que tienen que verlo tampoco lo ven. Y sólo cobra al año más de cien mil euros, por haber sido presidente y haber sabido robar bien y conspirar mejor. Capaz es de ponerse en una esquina a pedir una limosnita, a panpedir, si la necesidad aprieta.