Si
a los energúmenos como el rapero podemita Hásel se les cortaran los pies
-figuradamente- a la primera que arman, veríamos si serían tan valientes
después de volver a repetir. Es que este, que es un gentuza, -admirado por el
líder podemita Pablo Manuel Iglesias-
piensa que para él todo el monte es orégano. Pero, es que parece que nadie le
ha dicho que es un impresentable, un descerebrado, un hijo de su madre -aunque
la pobre no tenga la culpa-. Nos podríamos hartar de soltarle calificativos
despectivos y despreciativos y, posiblemente, nos quedaríamos cortos. Basta con
decir que es una mala persona, mala gente, un mal nacido.