El Plan germano para las emergencias
contempla
el abastecimiento de la población civil de víveres y agua
para resistir
diez días y la instauración del servicio militar obligatorio
En
viendo las últimas medidas que adoptará Alemania
para las grandes crisis, es que uno se acongoja, pensando en qué es lo que sabrán
los alemanes para tener que elaborar, con toda urgencia y casi de tapadillo, lo
que realmente es un nuevo plan defensivo interno, en principio de fronteras
para adentro. Llamativo el que se quiera reinstaurar el servicio militar
obligatorio y que la población se abastezca de agua y alimentos para resistir,
asegurando la operatividad- eso dicen- de la Administración, la protección de la población y el apoyo ciudadano
a “las fuerzas de combate”.
Muy
fuerte todo ello. Estando en tiempos de paz, se supone, Alemania se prepara
para la guerra, o atentados terroristas o grandes catástrofes naturales. Si
mal, no está. Pero, es que las especulaciones, las alarmas y los miedos surgen
porque -casualidad de las casualidades- este Plan se aprueba y se hace público apenas
un mes de producirse en Alemania dos atentados yihadistas, que descolocaron a
las autoridades y aterrorizaron a la población. De hecho, un setenta y siete
por ciento de los alemanes considera que cada vez es más elevada la amenaza yihadista.
Pero,
tratando de quitar hierro a la aprobación del Plan, el ministro del Interior, responsable del mismo, asegura
que estas medidas se venían estudiando desde tiempo atrás y que tan sólo se
trata de una reforma y ampliación del Plan del 95, porque las circunstancias
defensivas y tecnológicas han cambiado. Se trata de un Plan “razonable y
proporcionado” para “anticipar escenarios catastróficos”. Pero, entre sus
argumentos, y ahí está lo preocupante, consideró que esos escenarios se pueden
producir, que “no son tan improbables” y que “debemos prepararnos para una gran
crisis”.
Oigan,
que este Plan germano haya pasado prácticamente desapercibido, mientras en el
resto de Europa la polémica se
centraba en si burkini sí o burkini no, se las trae. Si bien es cierto que el
Plan contempla diferentes situaciones críticas como fallos prolongados en las
redes de comunicación, abastecimiento -agua y energía- ataques terroristas y
cibernéticos, crisis nucleares y biológicos, incluso químicas, y grandes catástrofes
naturales, lo que más ha sorprendido a propios y extraños es el momento de su
aprobación, es decir, al poco tiempo transcurrido desde los dos atentados
terroristas yihadistas producidos en el país.
Lo
que más ha impactado, sin duda a los alemanes -y a los demás, también- es la
necesidad -obligatoriedad- de que la población se abastezca de provisiones -agua
y alimentos- para diez días y la instauración del servicio militar obligatorio,
en caso de conflicto en las fronteras y que la ciudadanía aporte medios de transporte
al ejército, así como que las empresas contribuyan a la puesta en marcha de
infraestructuras para las fuerzas armadas. Lo que recuerda, esto último,
tiempos pasados, que no fueron mejores.
La
oposición no está ni medio de acuerdo con el Plan, pero más en concreto, con la
oportunidad de su elaboración y publicación. Están convencidos, los de la
oposición, de que es alarmista y crea el miedo, cuando no el pánico entre la
población. Pero, claro, laMerkel se
debate entre la política de puertas abiertas para los exiliados sirios y, a la
vez, hacer de Alemania un búnker, que los alemanes se sientan seguros dentro de
sus fronteras. Por eso, este “Concepto de defensa civil”, que así se llama el
Plan, incluye otras medidas como aumentar el número de policías en aeropuertos
y estaciones de buses y trenes, más cámaras de vigilancia, de las expulsiones
de los extranjeros que delincan o representen un peligro y, ojo, la
reformulación del secreto profesional de los médicos para que estos puedan
alertar de pacientes potencialmente peligrosos.
O
sea, que aquí, en la Unión Europea,
cada uno con la suya. Que cada país tenga sus normas internas de seguridad
puede ser lo normal, pero, coñe, tendrán que estar coordinadas con las de los
demás países socios o que sea la propia Unión
la que elabore unas comunes y que, al menos, coordine las de todos. Porque los
que no somos alemanes y vemos esto o nos acongojamos o nos reímos; pero, la
verdad, no está el horno para bollos, a lo que se ve.