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miércoles, 31 de marzo de 2021

El peligro de tener un ministro como Marlaska

Es el juez del caso Faisán. Para que se sepa. Aquel en el que iban a coger a los administradores económicos de la banda terrorista asesina etarra y alguien les dio el chivatazo para que se marcharan del bar Faisán. ¡Qué casualidad! Y se dieron el piro, claro,  y la policía no los pudo atrapar. ¡Vaya por Dios! El juez que llevaba el caso, que no es por nada, sino por recordar, era el hoy ministro de los Interiores,  Marlaska. El mismo que ya lleva acercados ni se sabe cuántos terroristas a provincias cercanas a las vascuences, cuando no los ha ingresado directamente en prisiones de las de allí, para humillación de las víctimas de los terroristas.

Cada semana, como parece obligado y en muchos casos con la Junta de las prisiones en contra, Marlaska ha ido acercando a cuatro, cinco o seis sanguinarios terroristas. Esta semana le tocó el turno a los asesinos del concejal de laPepé, Miguel Ángel Blanco. Sí, aquel joven concejal, que fue secuestrado y después asesinado a sangre fría. Txapote y su compañero de asesinatos, Gallastegui, pasarán de la prisión de Huelva a la de Estremera, en Madrid. A estos los acompañarán en el viaje, para que no se aburran, otro etarra y un preso del GRAPO

La indecencia de este juez, venido a ministro, y la de su jefe, elPrepotente presidente del gobierno socialcomunista, no tiene límites. Están cumpliendo a rajatabla las órdenes y deseos de los independentistas de laPeneUve y del terrorista de HBildu elGordo Otejjji. Pronto las prisiones de las provincias vascas pasarán a depender del gobierno vasco -como las de Cataluña en esa comunidad autónoma ya están en manos de los golpistas-, y Urcuyu ya ha dicho que no quiere gente en la cárcel, gente como los asesinos etarras, a los que irá poniendo en la calle con permisos y con terceros grados, hasta que queden en libertad total.

ElPrepotente presidente del gobierno y el impresentable -y probablemente prevaricador ministro de los Interiores, Marlaska- están aprovechando esta situación de pandemia, entre otras cosas, para dar satisfacción a los independentistas vascos y a los terroristas etarras. Están incumpliendo, y ellos lo saben, todas las normas y reglas para con los asesinos etarras. No avisan de los acercamientos de los asesinos a las asociaciones de la víctimas, se saltan en la mayoría de los casos los criterios contrarios de las juntas de las prisiones respectivas, les da igual que se arrepientan o no, que pidan o no perdón a las víctimas, que tampoco las indemnicen y, por supuesto, que no colaboren con la Justicia para aclarar más de trescientos asesinatos de los cerca de mil cometidos por la banda criminal. 

Hasta se le podría permitir al ministro de los Interiores que se compre una cinta de las de correr a cuenta del erario público, o una mesita para la salita donde recibe visitas, ambos enseres para colocar en la casa que habita, patrimonio del Estado. Vamos, que con casa puesta y sus cositas a la puerta. Todo eso se le podría perdonar, pero no tiene perdón, ni de Dios ni de nadie, lo que está haciendo con las víctimas del terrorismo y, por extensión, a todos los españoles. No es ni más ni menos que una prevaricación y un delito de alta traición. Así de claro, y si los fiscales no lo ven, que se lo pregunten a la exministra de Justicia y Fiscala General del Estado, laLola que se va a los puertos.

Pero bueno, no hay mal que cien años dure. Se pensaba el minsitro Marlska que por ser ministro de los Interiores y juez todo le estaba permitido. De momento, un tribunal ya ha fallado que ha de restituir en su cargo al coronel de la Guardia Civil Pérez de los Cobos. Marlaska lo destituyó como jefe de la comandancia de Madrid, porque no lo informó sobre unas investigaciones secretas que realizaba el benemérito cuerpo. Marlaska lo cesó por falta de confianza en él, pero lo que en realidad pretendía el ministro era que el general delinquiera y le facilitara una información, que era secreto sumarial. Menudo bicho, elMarlaska. Un tipo peligroso.