Además de perfecto
idiota, el fundador de Wiquilis, Julián Assange, es un idóneo candidato
a alcanzar la categoría de gilipollas, aunque todavía no perfecto, que para eso
se requiere algo de categoría, dentro de lo que es la gilipollez. El refugiado
en la embajada ecuatoriana de Londres
va, coge y dice a España que “el
pueblo catalán tiene derecho a la autodeterminación. Los arrestos sólo les
unifican y les fortalecen”. Ilustra este elemento su comentario en las redes
sociales con una fotografía del hombre que se enfrentó en solitario a los
tanques en la Plaza de Tiananmen, en
los movimientos del 89.