Está
fray Bailón Iceta que lo vierte. Empezó
pidiendo una rebaja en la deuda de Cataluña
-a más de cincuenta y dos mil millones asciende- y, de lo eufórico que se
ha puesto él solito, ha incrementado la oferta pidiendo –no exigiendo, todavía-
que sea el Gobierno autonómico de
allí el que recaude todos los impuestos. Algo así como lo del Cuponazo vasco, parecido a lo que
querían los golpistas, a los que, por cierto, se les ofreció en algún momento,
pero que ellos mismos rechazaron.