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viernes, 25 de junio de 2021

La tara de Sánchez y Ábalos

No sé, no sé. A elPrepotente se le ha ido la chaveta o se piensa que los demás somos tontos. Desde luego, se cree lo que dice o alucina. Nos viene ahora con que los indultos "traerán la recuperación económica y ayudarán a salir de la pandemia". Miren si es porque los delincuentes golpistas devuelven toda la pasta que nos han robado, junto a la banda criminal de los Pujjjoles, y salimos de la pandemia, porque el virus huye ante los golpistas y el propio presidente del gobierno socialcomunista. Pero no solo él está descerebrado. Su ministro de los Transportes, Ábalos, se ha empeñado en que la Justicia es la que pone piedras en el camino. No quiere que los delincuentes indultados devuelvan el dinero.

Nos pide elPrepotende calma, paciencia y comprensión. ¡Qué cara! No, si para pedir, como los curas. Se le da muy bien. Pero, hay otra cosa que se le da mucho mejor, aunque está convencido de lo contrario. Es decir, con los indultos ha buscado la unión, la concordia y lo único que ha logrado es la división. De los catalanes con los catalanes, de los demás españoles con los separatistas, con los vascos también. Ha enfrentado a los empresarios entre ellos y a los políticos de la oposición con los empresarios. Hasta ha logrado que la Iglesia se rompa en dos. 

¡Que menuda pelea tuvieron los obispos el otro día en su reunión en Madrid! Monseñor Omeya, presidente de la Conferencia Episcopal, y reconocido simpatizante de los golpistas y separatistas, fue incapaz de poner orden y paz entre los obispos contrarios a los indultos y los partidarios de los mismos. Acordaron, como salida de urgencia, no emitir comunicado alguno sobre el escabroso asunto. Pero, velahí, monseñor Guillén, obispo auxiliar de Valladolid y secretario de la Conferencia Episcopal, dijo lo que le vino en gana. Convertido en portavoz de la Curia dijo lo que dijo, y jorobó la casilla de la declaración de la renta. Lo suyo es echarlo, pero nadie se mueve. Allá ellos con él. Pero que sepan que San Pedro tiene un cabreo del carajo.

Ya les digo, alguna espita se le ha abierto a elPrepotente. Le zumban los güevos. A la acusación de Aznar contra los obispos, los empresarios de la CEOE -en especial al vasco Garamendi, elLlorón- y, por supuesto contra el Gobierno y su presidente, cuando recomendó que no hay que olvidar, ni esta fecha ni los hechos, le responde elPrepotente que lo que no hay que olvidar es que laPepé no le haya apoyado con los indultos. ¡Será semejante, el tipo! Primero, es que no lo ha pedido. Él se lo ha guisado y él se lo ha comido -con el fray Baylón, elAtocinao-. Va a ser que ahora la culpa de los indultos y de todo lo que han provocado el culpable es laPepé. A lo que se ve, algo le está fallando también al cerebro de La Moncloa, Iván Redondo.

Mientras tanto, el ministro de los Transportes, Ábalos, el que se dio de abrazos con la vicepresidenta venezolana, buscada y requerida por crímenes de lesa humanidad, culpa a la Justicia de querer poner piedras en el camino, que no se sabe cuál. Será el de la unión y reconciliación -¡da risa!-, porque los investigadores y la Abogacía -por una vez- están cercando a los golpistas para que devuelvan todo el dinero público que nos robaron para publicitar su ensoñación, que diría el juez Marchena, por el extranjero. Esto lo saben hacer muy bien los separatistas, pero con bala del rey, o sea con dinero ajeno. En definitiva, que Ábalos quiere darles también la amnistía fiscal. Como el ministro cobra un buen sueldo, a los que se mueren de hambre que los parta un rayo.

A todo esto, mañana es el día del destape. Sánchez nos ha dado permiso para deshacernos de la mascarilla en la calle. Ya venció él solo al virus, como cuando nos soltó del confinamiento. No le hagan caso. No ha consultado a nadie: ni a científicos ni a técnicos. ¡Es un mentiroso! Existe todavía un altísimo riesgo real de contagio. Para ejemplo los más de quinientos estudiantes contagiados en las fiestas sin control en Baleares, y los más de dos mil que se encuentran en observación, si no se van antes de farra. Como no seamos conscientes de ello, puede que la caguemos.