Un
tren, al que han dado en llamar “El tren madrugador”, que todavía ni siquiera
se ha estrenado, se ha hecho ya más famosos que el propio Rintintín o el “Pupas”,
pero no por méritos propios –al fin y al cabo tan sólo es un tren-, sino por
demérito de sus gestores y amigos. Decían que Zamora no iba a tener tren, y
tampoco tranvía. Tranvía casi seguro que no, y tren, como diría un sayagués,
aunque las vías y el carro le llegaran hasta la mismísima puerta, “pué que
acaso". Porque el regalito, llegó por sorpresa, desde Segovia, de la mano del ministro
de Fomento.