Estaba elPresiSánchez
henchido de orgullo y satisfacción. Hombre, no es para menos: ha llegado a ser
presidente del Gobierno de España –prácticamente,
del paro a La Moncloa-, con lo que
se ha asegurado la vivencia para toda su existencia, le ha dado un “hogar” a la
su Begoñita donde poder recibir a Ana Rosa –ahora, no, que, después de la
detención del su marido no está el horno para bollos- y se la lleva a Marivent, a comer con los reyes en
persona. Todo ello en poco más de sesenta días. Una cosa no ha logrado todavía,
y lleva la espinita clavada en el corazón, como es el ser más bajo que el Rey. Todo se andará, que, si no lo pasa
en altura, puede que llegue a ser Monarca.