Se pensaban estos golpistas que
lo suyo a través de Europa era coser
y cantar. Que han logrado que en la Unión se hable del Golpe de Estado, cierto;
pero, pasados los primeros momentos de la novedad, no van a tener los fugitivos
de la Justicia española un camino de
rosas, más bien se les convertirá en un sendero de espinas una vez que la flor
se ha marchitado. Ya están viendo como cada vez más los europeos pasan de
ellos, no porque el Gobierno español
y su representante diplomático, Dastis,
hayan convencido a los que, por desconocimiento, apoyaban a los golpistas, sino
porque estos son un peñazo, ya los aburren.