He
de reconocer que este Papa me tiene
más que despistado. Se las quiere dar de progre la mayor parte de la veces, y otras
creo que ni Él mismo se entiende con
su propio corazón. Si no se entiende Él, ya me dirán qué le entendemos
nosotros, los de la plebe. Me refiero, en este momento, a lo del terrorismo y,
en particular, al del Estado Islámico
(IS), al yihadista, el que justifica
sus asesinatos en nombre de ¡Alá es
grande! Y los católicos apostólicos y romanos -y de otras ciudades y
países- pensamos que no nos parece bien y que estos asesinos no maten en nombre
de su dios; sencillamente, que dejen de matar. Allá ellos se las entiendan con
el su Alá.