Que
es que nosotros no somos políticos. Que es que somos unos ciudadanos normales y
corrientes, a los que nos asaetean con impuestos desde todas partes. Pero,
cumplimos. Y votamos cada cuatro años, aunque ahora nos lo permitan cada seis
meses, como sigamos así. Viene esto a cuento de que si jueces y fiscales
quieren hacer política, que abandonen la judicatura y se enfrasquen en ella.
Están en su derecho. Pero que no vayan en la procesión y se dediquen a repicar,
que hay que subirse al campanario y desde esas alturas no se pueden portar las
andas del santo. ¡Coño!