Que sepa el Señor
Rey que en estas estamos y que
cuando no es elPuigidemón –el hijo
del pastelero- lo es elPresiRajoy –el del Gobierno de España- quienes le están
moviendo la silla. Que lo sepa. Lo de elPuigidemón es lo normal, lo de la
deslealtad inadmisible; no es tan normal la indecente traición que, por vez
segunda, nos viene haciendo el Gobierno de España, a parte del ridículo
internacional. Que sepa el señor Rey que no hay dos sin tres. Ahora entendemos
que Su Majestad se la jugó, a lo que
se desprende ahora, él sólo, sí, con un par.