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sábado, 11 de septiembre de 2021

Odio y violencia de los independentistas

No es que los catalanes, los separatistas, celebren el día de su comunidad. No, no. Ni tan siquiera el de una comunidad histórica, como dicen otros. No, no. El 11 de septiembre es para algunos, cada vez menos,  -ciento ocho mil según unos, los más optimistas, y ochenta mil, los más realistas- es la fiesta de los violentos. Muestran lo que son. Los que querían engañar al mundo con una sonrisa son los más violentos, los que consideran que España los oprime y que España les roba. Son todos ellos unos verdaderos chorizos, comenzando por sus dirigentes, unos delincuentes golpistas, a los que ha indultado elPrepotente socialista presidente del Gobierno socialcomunista.

Hasta sus propios seguidores han quemado fotos suyas, de Yunqueras -el ideólogo golpista- y del pequeñito y feo presidente de la Generalidad catalana, el hombre  Aragonés. Ya ven, eso que lo hagan con las fotos del Rey y la bandera de España para ellos es lo más normal, pero que lo hagan de sus propios dirigentes, malo malo para los chorizos indultados y para los fugados de la Justicia. Pero, no pararon ahí los indepes, que demostrado tienen de sobra su violencia, que entre ellos -los de izquierdas y los de derechas- se enzarzaron en verdaderos, ciertos y reales enfrentamientos violentos: a puñetazos, a patadas, a silletazos. Tampoco podía faltar el enfrentamiento con la policía y allá se fueron a la Jefatura de Policía en la Vía Layetana palo va y palo viene.

Pero, ya la noche anterior los CDR -a los que el expresidente neandertal animaba a empujar- procedieron a cortes de carretera de acceso a la Ciudad Condal, mientras los de las CUP -otros chorizos- hacían lo propio también. O sea que de revolución de las sonrisas, nada. Violencia por violencia, como la ejercieron el UnoaCero, y querían culpar de ello a la policía. Ya les han dicho desde Europa, que de eso nada, que la policía cumplió con su trabajo, ante los violentos nacionalistas independentistas.

Afortunadamente, cada día son menos los seguidores de esos bárbaros -entre los que se incluyen los indultados-. Se están quedando solos, máxime cuando sus actuaciones lo único que están provocando es la ruina de esa comunidad autónoma española. Miles de empresas que se fueron cuando el Golpe no han regresado a Cataluña. Además, cada día son menos las que se abren o instalan allí. No están los catalanes para chulerías y menos para despreciar los mil ochocientos millones para la ampliación del aeropuerto barcelonés, lo que supone de entrada la pérdida de más de cien mil puestos de trabajo, entre directos e indirectos, y la bajada del Producto Interior Bruto.

Pues, que con su pan se lo coman, aunque cada vez haya más gente necesitada de pancomer. Esto, ahí está la evidencia, le preocupa muy poco a los dirigentes políticos catalanes -a los que se pueden clasificar como diferentes mafias-, que solo saben alimentar el odio hacia los demás españoles y beneficiarse económicamente. Al fin y al cabo, lo que persiguen es la pasta, pero para los suyos, que no son ni media Cataluña. Están a lo Pujjjol -tuvieron buen maestro- y su familia, considerada una banda criminal por la Fiscalía. Barcelona ya no es tan buena, porque la bolsa suena poco, cada vez menos

Estos son los socios de elPrepotente. El socialista les ha abierto las puertas del cielo con los indultos a los delincuentes y chorizos golpistas. Prefiere eso a mantener la lealtad a España. Y así se lo agradecen, con continuos desprecios, amenazas y chantajes. En pocos días, se reunirá la denominada Mesa del diálogo- Mesa de la alta traición-, y ya se lo han dicho muy clarito: habrá referéndum para la independencia, sí o sí. Todavía no sabemos qué parte del sí no ha entendido elPrepotente.