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domingo, 25 de abril de 2021

Marlaska, un tipo despreciable

Este tipejo sí que es un indeseable, un nefasto juez metido a político, que desde su atalaya ha convertido desgraciadas a cientos de familias, desgraciadas en el dolor, en la indiferencia y en el desprecio que ha hecho continuamente, semana tras semana, a las víctimas del terrorismo. Y hoy al infame juez, metido a ministro, solo se le ocurre criminalizar al principal partido de la oposición, a laPepé. Marlaska, el ministro de Interior, ha calificado al partido de Casado de ser una "organización criminal". Sus palabras lo califican a él como un despreciable ministro y como juez no apto para el ejercicio de la magistratura. Y eso que fue vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) a propuesta del partido que ahora criminaliza.

Resulta aborrecible este personaje, hoy de laPesoé, ayer de laPepé. Un mercenario puro y duro, que crea el enfrentamiento por donde quiera que vaya. Otro guerracivilista. No llama criminales y asesinos y miembros de banda armada y criminal a los sanguinarios etarras que cada semana acerca a las provincias vascas, con intención de que pasen a las prisiones cedidas por el Gobierno socialcomunista a los independentistas vascos de Urcuyu, para que este los ponga cuanto antes en libertad. 

No llama banda criminal a la familia de los Pujjjol, los que se han estado forrando con dinero de todos los españoles, ni banda criminal a los golpistas -a los que espera poner pronto en libertad con los indultos-, que además de delincuentes y chorizos -no políticos presos; aquí, no no hay políticos presos, en Venezuela sí-, que se conjuraron para romper la unidad de España y que pudieron ocasionar cientos de muertes. No, a esos no los llama criminales, que son sus amigos, como lo son de elPrepotente, quien, a su vez, acusa a Vox de estar cruzando líneas rojas, cuando es el propio Sánchez el que las cruza con su tratamiento a los golpistas: está rayando Sánchez, si no lo ha hecho ya, la Alta Traición, y lo que se nos viene encima.

Para el impresentable ministro de Interior, no son banda criminal los que no permiten a un partido legal expresar sus ideas en Vallecas, sino que no ve mal que sean apedreados, como los policías encargados de protegerlos y que el ministro dejó, literalmente tirados a los pies de esas caballerías. Pero, no se plantea el ministro de Interior por qué estaban allí aquellos criminales lanzando piedras, ladrillos y adoquines y botellas y quién los envió. Como tampoco ha vuelto a dar -bueno, nunca la dio- explicación alguna sobre el caso Faisán, aquel en el que se esfumaron como el humo, por arte de magia, los administradores económicos de la banda asesina ETA.

Ni tan siquiera ha tenido Marlaska la decencia de dimitir del cargo, cuando un tribunal -un juez como él, pero no indecente- lo ha condenado por cesar en el cargo al coronel Pérez de los Cobos como jefe de la comandancia de la Guardia Civil en Madrid. Marlaska lo cesó porque el coronel se negó a facilitarle información confidencial, secreto de sumario, sobre un asunto que se seguía en un juzgado. Es decir que Marlaska -demostrado está en la sentencia- quería obligar al coronel a que cometiera un acto delictivo. Ya me dirán si no es un acto criminal la actitud del ministro. ¡Cualquiera se fía de un juez así, de esta calaña! Lo mejor para todos será que cuando deje de ser ministro -lo que tenía que haber hecho ya- se vaya para su casa.

Pero antes, es su obligación aclarar -cosa que no ha hecho, como digo, con el caso Faisán- qué es lo que ha sucedido con las denominadas amenazas de muerte contra él, la directora de la Guardia Civil -a la que ha obligado a hacer campaña para laPesoé, lo cual tampoco parece que haya disgustado a la señora- y contra el payaso comunista tontoelpueblo, pijo y ridículo de la casta de Galapagar, al que ya le habrán limpiado los gayumbos-. Ahí hay mucho gato encerrado y no vale culpar a un vigilante, como tampoco vale acusar al tesorero del Caso Palau, ya fallecido. No tiene el señor ministro ni una pizca de moral, y si alguna vez la tuvo se la comió el gato.