Va, ya, por vez nueva, el delincuente Arturo Mas sigue de presidente de la Generalidad, pero sin ser elegido. Los guarrillos de las CUP no lo quieren ver ni en pintura, pese a que él se arrastra como las babosas. Deprimente. Aún así sigue ganando tiempo: dos meses todavía podrá disfrutar del placer del poder como presidente en funciones de la Generalidad de Cataluña. Promete el oro y el moro -con perdón- y se mofa del Tribunal Constitucional, que fue el mismo que dijo que el 9N, el del referéndum, no existió. Dicho sea de paso, la consulta se celebró.