Traductor

Buscar en este blog

domingo, 31 de enero de 2021

Un país desmoralizado y en quiebra

Ya va para un año, o ya hace más de un año. Era casi como un trabalenguas el pronunciar coronavirus. Sí aquel que venía de China, pero que solo afectaba a los de los ojos "rasgaos", que construían hospitales a destajo, utilizaban las Apps nuevas de teléfono para controlarse los unos a los otros, a los que confinaban en manadas, así porque así. Luego cerraron la ciudad de Whan -tan grande como toda España-, porque decían que de ahí había salido el bicho ese, al que no se ve, pero de donde vienen todos los males. Veíamos aquello muy lejano, tan lejano, como que aquí no iba a llegar. Temprano se plantó el virus en Italia. ¡Pobres italianos! Mientras que aquí nos aplicábamos el refrán de las barbas del vecino.

Pero, el refrán no iba con el Gobierno, pese a las advertencias. Entonces Sánchez se sacó de la manga a un tío muy "desastrao", pero gracioso, que se ganó la simpatía de la mayoría de los españoles, de los que no lo conocíamos. Se hizo pasar por científico, que no lo es, y todos lo llamaban doctor, cosa que tampoco es. Fue, eso sí, un engaño, un farsante total, un fraude. Se trataba de Simón, a quien muy pronto conoceríamos como elEnterrador y uno de los responsables de tanto mal y tanta tragedia vivida en España en tan solo un año.

Simón fue aquel que dijo que mandaría a su hijo a las manifestaciones el 8M. Simón, el mismo que vaticinaba que a España llegaría algún que otro caso del virus ese. ¡Algún que otro caso! ¡Ya, ya! ¡La madre que lo parió! Desde entonces para acá, camino que vamos de los tres millones de contagiados y más de ochenta mil fallecidos. ¡Un pequeño error de cálculo de elEnterrador! Además se reía cuando el Instituto Nacional de Estadística (INE) sumaba más de treinta mil fallecidos a los cincuenta mil oficiales del Gobierno socialcomunista. La diferencia la encontraba Simón en que se habría producido un grave accidente, del que resultaron muertos esos treinta mil. Ni gracioso ni bien hablado. Sinvergüenza total, cara dura de mierda, cuando España se convirtió en un país dramático, gracias, en parte, a sus engaños.

Además de la tragedia que sufríamos -y continuamos- en este país en cientos de miles de hogares por el fallecimiento de los seres queridos, se sumaba -y continúa- la grave crisis económica que generó el bicho, al que Simón no tenía miedo y enviaría a su hijo a recibirlo, pero que no parece que lo hiciera. La inutilidad de un gobierno socialcomunista, incapaz de gestionar lo sanitario y lo económico, engañaba aduciendo que estaba asesorado por técnicos y científicos en sus decisiones. Era más que evidente que era mentira, y lo único que le interesaba a los socialcomunistas era manejar políticamente la pandemia, como continúa haciéndolo. Se inventó lo de la desescalada y la cogobernanza. Las dos cosas las ha hecho mal. Y en estas estamos: un país totalmente desmoralizado y en quiebra económica total.

Y en estas nos vienen los comunistas del payaso y tontoelpueblo de Galapagar buscando la manera de cargarse la libertad de expresión. Es lo suyo, lo más propio de los comunistas, silenciar a los periodistas. ¡Pero, no vean de qué manera! El payaso comunista y ViceUno del Gobierno de Sánchez, que ya tiene experiencia en esto de los medios -el suyo fue financiado, que se sepa de momento, por el régimen de Irán, los que cuelgan de las grúas de obra a los homosexuales- se inventó una hoja parroquial, un verdadero libelo desde donde señalar a periodistas y medios no "apesebraos". Le dio el juguete a su exasesora Dina -la del "caso Dina-Iglesias-, con lo que lograba que esta no siguiera adelante con su caso y que fuera, a la vez, su testaferro de ese libelo. 

La Federación de la Prensa de Madrid (FPM) ha salido, como debe ser, como es su obligación, a defender a los profesionales de los medios atacados por el payaso comunista. Hoy nos viene otro payaso, si cabe más payaso todavía, un tal Monedero, a comparar la FPM con los sindicatos franquistas ¡Manda güevos, que analfabeto sí que es! Y pide a los militantes -cada vez menos- del partido comunista ese que aporten pasta para mantener el digital que dirige la espantapájaros Dina. Cuando él se forró con el medio millón de euros que se trajo de Venezuela, regalo de Maduro, y el payaso comunista y su compañera se han comprado un casoplón en Galapagar, la zona privilegiada de los ricos de Madrid. Además de tonto es que es gilipollas.