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miércoles, 16 de diciembre de 2020

Las fiestas del afecto, con un cabezón al lado

Le dijo María Jesús Montero, la de Hacienda, a elViceUno, el payaso comunista que "no seas cabezón". Miren, por no llamarlo gilipollas, vamos digo yo. Porque es que el comunista tiene a más de medio gobierno de coalición al borde de un ataque de nervios. Cuando no es una cosa es otra y cuando no se la inventa, Y lo peor, y ellos lo saben, es que Sánchez se la muerde, porque sabe que el payaso lo tiene cogido de los huevos, porque los que le han ayudado para la Investidura y para aprobar los Presupuestos Generales del Estado son aliados del del nido en la cabeza y no suyos. Por eso laMontero solo lo calificó de cabezón, de manera amigable, sin ánimo de ofender. Vaya

Ahora que tampoco se ocultaron para discutir sobre asuntos sociales, como el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), los desahucios y cortes de luz y agua. No encontraron otro lugar más íntimo, discreto y apartado que una sala en el Congreso de los Diputados en un día de Pleno. Ya digo, lo de esta gente pura comedia, que mientras hablamos de estas cosas nos quieren obnubilar la mente y no despistarnos de otras. El caso es hacer ruido y, si a mal no viene, pasar filtraciones, con el fin de desinformar.

Bueno, pues que no se nos pase por alto la nueva definición que de la Navidad hace el intelectual elPresiSánchez. Las fiestas navideñas ya no son tales, son las "fiestas de la amistad". ¡Coño, con Sánchez! Está demostrando que su coeficiente intelectual raya parejo al de su portavoz en el Congreso, Lastra, su secretario de Organización en el partido y ministro de Transporte, Ávalos, y del compañero del alma compañero del payaso comunista -que también- el etarra elGordo, Otejjji. ¡Dios los cría y ellos se juntan!

Menos mal que tuvo reflejos el presidente pepero, Casado, y le recriminó que las fiestas esas a las que Sánchez llama del afecto son, sencillamente, las de Navidad. Una celebración cristiana por excelencia. ¡Y a mucha honra! Las fiestas navideñas que estos de la zurda han tratado desde siempre de eliminar y, si cabe, de criminalizar. Ya vemos los intentos fallidos, año tras año, de la impresentable alcaldesa de Barcelona, laPescadera, y lo que hizo, por su parte, la exalcaldesa podemita en el ayuntamiento de Madrid, laSeñáManuela. Y pese a ellos, las navidades continúan en todo el mundo, con cariño, con emoción y, por qué no, con afecto incluido ya en el cariño. Son las fiestas de Navidad.

Para que se entere Pedro Sánchez, que se nos comienza a mostrar de nuevo como el salvador de la patria y el coco que mete miedo al coronavirus. Después de una nefasta gestión en la primera ola de la pandemia, donde fallecieron un número todavía no determinado de compatriotas -pero muchos más de los que desde el Gobierno se dice de manera oficial- y ya metidos en la segunda ola, administrada por las comunidades autónomas, con mejor o peor acierto, se eleva Sánchez sobre todos, amenazante con medidas más duras y como santo patriarca que ha evitado -como dijo en la primera ola- miles de fallecimientos. Cara dura, hay que reconocerlo, no le falta; sinvergonzonería, tampoco.

Hasta el punto de, como quien dice, dar permiso a los batasunos -a los etarras- para que en sede parlamentaria pusieran a caer de un burro a los jueces españoles, a todos, porque van a a volver a juzgar a Otejjji. La señora etarra -por cierto, no muy agraciada, aunque esto suponga para la de Igualdad machismo- los calificó de antidemócratas y terminó su intervención gritando viva la república vasca. Burda imitación de laForcadell -que viste mucho mejor que ella-, cuando se desgañitaba en el Parlamento catalán gritando que viva la república catalana. Y ya ven en dónde terminó.