Altivo, como los
aceituneros pasó el nuestro Rey la
prueba del nueve. Pese a la encerrona que le habían preparado los
nacionalistas, y con ellos la podemita laPescadera,
el Monarca aguantó el tipo con
estoicismo por los pitidos que le “brindaron” todos aquellos que los catalibanes
habían colocado en lugares estratégicos, con sus estrelladas respectivas;
tampoco tantas. Cuestión de estrategia para que las teles de todo el mundo los
vieran y los oyeran. Pero, al final, por más que lo haya manejado todo a su
antojo laPescadera, alcaldesa de la Ciudad
Condal, Felipe VI fue quien realmente
presidió la manifestación.