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viernes, 23 de octubre de 2020

La pandemia que no cesa

Como ha llegado el fin de semana parece como que aquí ya no pasa nada. Viernes, último día para despachar las cifras de muertos y contagiados por el coronavirus. Hasta el lunes muchas comunidades autónomas solo ofrecen cifras parciales y Sanidad ni fú, ni fa, ni cafetera. Pero, es igual, porque a estos socialcomunistas les da lo mismo. ElPresiSánchez volvió por la mañana a su "Allópresidente" a lo cubano para no decir nada, cuando muchos gobiernos regionales le están exigiendo el estado de Alarma para declarar el toque de queda. O al revés. O qué más da el orden de factores, si lo que nos urge es parar la segunda ola, la prolongación de la pandemia.

Ya no sabe qué postura adoptar el chulesco Sánchez. Ya lo dijimos, y de esto hace meses, que Sánchez se iba a hacer de rogar, que quería salir -tras su fracaso y su ridículo mundial en la gestión de la pandemia- de las tinieblas de los cementerios como un salvador, casi como un Jesucristo. No se olviden de que dentro de nada se las verá frente a frente con el Santo Padre que vive en Roma. Y no puede presentarse en El Vaticano con las manos vacías. De hecho, ya está diciendo por ahí que está de acuerdo con el Papa en rechazar los populismos. ¡Manda güevos! ¡Su socio el payaso comunista, de la extrema izquierda, es un angelito!

A este elemento, el socialista Sánchez, que ni sabe ni entiende de leyes, y es doctor en Derecho, le da igual amar que aborrecer, mentir que escabullirse descaradamente de la verdad, traicionar que clavar dos navajas a la vez. Ahora resulta que es amigo del Papa, cuando el argentino Papa de quien es amigo es de su socio, el payaso comunista y de su paisano Pisarello, diputado en el Congreso, que reniega de España y que quiso romper nuestra bandera en un balcón del ayuntamiento de Barcelona; por cierto, de lo que se desprende, el argentino-catalán es un separatista declarado. 

No se extrañen. También lo es partidario de los golpistas el argentino portavoz de los comunistas en el Congreso, el delincuente Echenique, que ha sido condenado a pagar una multa de once mil euros por pagar en negro a su exayudante y evadir impuestos a Hacienda. Aquí, ya digo, no pasa nada. Pagó su multa y todos tan contentos. Pero es que este diputado tiene una responsabilidad política, y ahí es donde él, su propio partido y los demás partidos, todos, le tenían que exigir la dimisión y una declaración pidiendo perdón a quien le birló el dinero y a todos los españoles, a los que nos defraudó. Y para su casa.

Como para perdones están estos comunistas. Tienen al partido investigado como persona física por las cuentas que se traen entre manos, por financiación ilegal. Hoy mismo, el juez que investiga a los podemitas-comunistas ha imputado al responsable adjunto de finanzas del partido. Pero, lo más chungo es que el jefe, el payaso comunista, está acusado de tres delitos y si el Supremo acepta investigarlo -es ahora, el muy cobarde, se refugia en la inmunidad parlamentaria, en su aforamiento, que tanto criticó en otros- puede ser procesado y puede ser condenado a una pena de nueve años de cárcel; casi tanto como  alguno de los golpistas a los que tanto defiende.

Pero, lo mismo le da al payaso comunista -que sigue sin ponerse una pelotita roja en la nariz para aparentar ser un payaso de verdad-, porque afirma que no se cree que el Supremo lo vaya a juzgar. Hombre, ni nosotros, estando por medio la fiscala General del Estado, la socialista Dolores Delgado. En cualquier caso, ahí está la duda. La que no le concedió él al abogado Calvente, el exletrado del partido, al que acusó de acoso sexual contra trabajadoras. Los tribunales han sentenciado que Calvente es inocente y que su despido fue improcedente. Que se lo coman los comunistas con patatas, que capaces son. Y qué decir del secretario de Organización del partido, elRastas, el que se cebó pegándole a un policía. Este también, refugiado el valiente en su aforamiento, para que el Supremo tenga que pedir un suplicatorio. ¡Vaya panda de chorizos!

Pues eso, que en julio nos decía Sánchez que habíamos derrotado al virus, dando por sentado que gracias a él podríamos disfrutar del verano. Pero, es que en junio elEnterrador Simón asistió a reuniones de la Unión donde se comunicó a todos los asistentes que habría un rebrote durísimo, una segunda ola muy grave. Pues nada, él diciendo hace menos de una semana que la cosa se estabilizaba. Lo mismo que cuando anunció que solo habría en España uno o dos contagiados. Sesenta mil muertos llevamos y más de un millón de contagios. Triste y duro escenario del campo de batalla en el que el socialista Sánchez se ufanaba de haber vencido la guerra al virus.