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jueves, 5 de enero de 2017

Morir en la carretera

Sólo nos hubiera faltado que el director de la Dirección General de Tráfico nos hubiera dicho que los datos de siniestralidad en las carreteras eran buenos; pero, no, nos ha dicho que no son buenos, aunque no ha dicho que sean malos, que habría estado más acertado. Es que con 1138 personas fallecidas durante 2016, siete más que en 2015, no está el asunto como para tirar cohetes. Son muchas vidas truncadas y cientos de familias destrozadas. No se puede decir que no son buenos datos, leche, que se trata  de personas. Son realidades dramáticas.