Si es que no hacía falta que lo dijeran los sesudos señores diputados. Es que no se daban cuenta sus señorías de que nosotros lo veíamos desde las gradas, desde fuera. Les está entrando complejo de payasos a los representantes del pópuli, con tanta estupidez diaria en las sillas. Mucha culpa de todo ello, ya lo saben, la presidenta del Congreso, la pepera Ana Pastor, que, como su antecesor de partido, Jesús Posada, le permite casi todo a los congresistas y todo a los podemitas. Los buenos lo pagarán con creces; los malos son sólo unos enredadores, como críos atrevidos, traviesos.