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jueves, 17 de junio de 2021

Garamendi, carretera y manta

Que nos estamos quedando solos, es un hecho. Bueno solos, pero representados por los de Colón, que son muchos. ¡Ya me entienden! Me refiero a instituciones como la Iglesia y los empresarios. ¡Qué vergüenza! Lo de los curas catalanes no nos coge de nuevas. Siempre han sido muy caritativos, pero con los delincuentes golpistas. ¡Hasta les prestaban las iglesias para el recuento de votos en el referéndum ilegal del Uno a Cero! Son algo así como una extensión de los curas vascos, que acogían y escondían en los templos y las sacristías parroquiales a los asesinos de la banda terrorista etarra. Este clero impresentable catalán lo mismo, pero a todas luces defendiendo a los golpistas, exigiendo indultos.

Quien no nos tenía acostumbrados a esto -aunque se le veía venir- es el presidente de los empresarios españoles, el presidente de la Confederación Empresarial de Organizaciones Empresariales (CEOE). ¡Vaya con el Garamendi este! Que sean los del Circo Empresarial catalán los que pidan los indultos se entiende, aunque no se comprende. Porque, ya me dirán,  si alguien está arruinando Cataluña son, precisamente, los golpistas. A los golpistas les importa tres cominos la economía. Han hecho del separatismo su modo de vida, que los llevará a una ensoñación -que diría el juez Marchena- de un nuevo Golpe de Estado, a una nueva escapada, huida por pies, de más empresas catalanas.

¡O es que alguien se cree que no volverán a intentar otro Golpe de Estado! Estos delincuentes catalanes -porque no son otra cosa más que delincuentes, unos verdaderos chorizos- ni han pedido ellos el indulto, ni se han arrepentido de los delitos cometidos y, para mayor burla, ya han asegurado que lo volverán a repetir; es más, lo han prometido. Y lo prometido es deuda, sobre todo si cuentan con la bendición y aprobación de los curas, que desprecian a más de la mitad de la población catalana y, por supuesto, al resto de los españoles. ¡Dios los castigará algún día! ¡Que Dios nos oiga!

No es posible, aunque sí es cierto, que Garamendi, el presidente de los empresarios españoles, apoye sin ambages los indultos que ya prepara elPrepotente, con los que iniciará el delito de Alta Traición a España. El presidente socialcomunista, no lo duden, odia a España, pero quiere vivir de ella. De la nada se encaramó a la secretaría general de laPesoé y, de ahí, con el apoyo de toda la bazofia política se asentó en La Moncloa, de donde no quiere salir a no ser para regodearse en el Falcon, con un buen sueldo vitalicio.

Ya digo, que mejor se estaba calladito elGaramendi; aunque, por mí, que utilice como quiera su libertad de expresión. Pero, para decir imbecilidades, ya digo. No puede el representante de la patronal española apoyar los indultos, además de una manera tonta: si van a servir para algo, bienvenidos sean. Pero, cuántas veces lo habrá oído, se lo habrán dicho sus asesores -que no han estado tampoco muy acertados- que estos chorizos golpistas lo van a volver a intentar. No puede, moralmente, el presidente de los empresarios estar a favor de indultar a delincuentes, que ya anuncian el mal que van a originar. Por esa regla de tres, que abran de par en par las puertas de las prisiones, si ello va a servir para algo.

No puede justificar el líder del empresariado español los indultos afirmando que estos son potestad del Gobierno. ¡Nos jodió mayo con la lluvia! Pues, claro que son potestad del Gobierno. La misma potestad que tiene para no concederlos. ¡Coño, por qué está empeñado Sánchez en liberar a unos chorizos que sabe que van a reincidir! Pues, ni más ni menos que para mantener los apoyos franquestein y continuar como inquilino de La Moncloa. Esto no lo puede apoyar el presidente de la CEOE. Los empresarios tendrían que obligarlo a hacer la maleta, porque es apoyar la delincuencia desde una institución que no es de su propiedad.

Al que hoy hay que felicitar, sin duda alguna, aunque pueda servir de precedente -que qué más quisiéramos- es al presidente de laPepé, Pablo Casado, que se ha batido el cobre a pecho descubierto ante los empresarios del Circo catalán -porque la asociación empresarial catalana no deja de ser un circo-, exigiendo el cumplimiento de la Constitución por parte de todos y que los delincuentes golpistas cumplan sus condenas.