El asunto es el siguiente: los presos golpistas viven en la prisión de Lledoners mejor que el Papa en el Vaticano. Lo dicen los de El Mundo en un reportaje de su suplemento Crónica. Privilegios constantes, en menosprecio de los demás presos. Esto se veía venir, desde el momento en que el que Supremo los mandó para Barcelona. Si es que es el nazi xenófobo el que tiene el mando en plaza en las prisiones de esa comunidad autónoma española. Si ya hace lo que le viene en gana, hasta desobedecer los mandatos de los tribunales de Justicia, qué no dejará de hacer con respecto a los golpistas.