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lunes, 6 de febrero de 2017

Arturo Mas, como pilatos

Vamos a ver si nos entendemos, porque en esto del juicio a los delincuentes golpistas catalanes hay algunas cositas que dilucidar. Que es que el Tribunal estuvo esperando más de cuarenta y cinco minutos a que el ciudadano Arturo Mas se decidiera a entrar en la sala de la redención. Fueron corteses los jueces, sí señor, hay que reconocerlo; espero y confío en que si algún día me toca a mí, sus señorías tengan la misma o similar deferencia, es decir, que no cierren la sala, lo que se entiende más vulgarmente por dar con la puerta en la narices, y no me declaren prófugo, y sólo porque me cogió un atasco.