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miércoles, 2 de diciembre de 2020

Hospital Zendal, la joya de Madrid

Lo de laPesoé, y sus afiliados y votantes, no tiene arreglo. Se creen el ombligo del mundo. Los demás vamos de oyentes y obedientes por obligación. Ellos están todos a una, con sus socios de gobierno, los del payaso comunista, a tumbar Madrid; bueno, a cargarse el gobierno de la comunidad madrileña, el de Ayuso. No pudieron durante los tiempos más duros de la pandemia, y eso que dejaron abiertas de par en par las puertas de Barajas para que se colara el coronavirus viniera de donde viniera. No fue, ciertamente, una media idónea, ni mucho menos acertada. Fue una medida política, en contra de todos los madrileños, expuestos a ser contagiados por los que llegaban de otras "galaxias".

Pues eso, que ya han visto lo que ha sucedido con las protestas de González, Guerra y los miserables barones socialistas. En esto no cuentan ni afiliados ni votantes: son unos meros números a la izquierda. Y eso ha pasado, nada. La comedia de los "sociatas" es continua y permanente. Un puro teatro. Una vez que cada uno ha soltado su cortina de humo para tapar los dislates del Gobierno socialcomunista todo vuelve a su cauce, porque nadie ha sugerido tan siquiera una salida masiva del partido por parte de los afiliados. Los de renombre no se van a ir y los afiliados ahí siguen a verlas venir, y alguno a ver si le cae algo de los suyo. En definitiva, todos juntos por el camino cada vez más cercano al de los comunistas.

Es que verán, como no pudieron con Ayuso -pese a los esfuerzos y ayuda del presidente gallego, el pepero Feijoó-, que le demostró a Sánchez, al payaso comunista, a elEnterrador Simón y a todo el comité técnico asesor del Ejecutivo -si es que existe ese comité- cómo se podía gestionar con éxito la pandemia -al menos, mejor que los socialcomunistas- y cómo enriquecer a una comunidad sin subir los impuestos, estos, los socialcomunistas y los golpistas catalanes están empeñados en cercar Madrid hasta que caiga, aunque sea por el agotamiento por el acoso al que la están sometiendo. Los madrileños no deben olvidar, ni perdonar que el Gobierno socialcomunista y los golpistas quieren arruinarlos sanitaria y económicamente.

Pese a todo, Ayuso, al igual que hizo con el hospital de urgencia de IFEMA -que sorprendió al mundo entero- lo ha vuelto a hacer con el Hospital Zendal, a cuya inauguración no asistió el bellaco y vil ministro de Sanidad -cómo no, catalán-, Illa. ¡Aunque solo hubiera sido por educación, hombre! Porque nadie puede rechazar -y ya se verá, sin duda, su necesidad- la creación de un nuevo hospital, y público, tanto que critican los desvergonzados izquierdistas la sanidad privada.

Los socialcomunistas se han puesto bravos y han criticado a rabiar la obra faraónica de Ayuso. Hay que tener cara para ello, cuando solo con los EREs en Andalucía, cuando allí gobernaban los socialistas Chaves -más conocido por Pepote- y Griñán, ambos condenados por la Justicia, desaparecieron muchos millones de euros, más que para asar varias vacas. Nos los robaron. Se calcula que tantos millones fueron  que se podrían haber construido siete hospitales como el Zendal. Al menos el hospital de Ayuso ahí está, como la Puerta de Alcalá. Los millones de los EREs de Andalucía se volatilizaron.

Otro tanto le sucede a los golpistas catalanes, y en particular al chupawateres, exdependiente de una tienda de telas. Ese, ustedes saben a quien me refiero, también entró a la "guerra" contra Madrid, contra su no subida de impuestos y contra el hospital Zendal, que algún día tendrán que agradecérselo muchos catalanes a Ayuso. Sí, los catalanes también, porque es un hospital para toda España. Lo que no podrán agradecerle los catalanes, ni los españoles en general, al chupwateres y sus compis golpistas son los trescientos millones que dilapidan cada año en la televisión golpista, lateuve3. Nada más y nada menos que trescientos millones, lo que equivale, les ha recordado Ayuso, a tres Zendales.