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martes, 6 de julio de 2021

ElPrepotente permite otro Golpe a los golpistas

Más de cinco millones de euros por promocionar en el exterior su causa, su ensoñación, que diría el juez Marchena. Una España, más que nunca, desde los indepes, de charanga y pandereta. O sea que cometen el delito y lo que nos faltaba por soportar, hombre. Que la Generalidad catalana cree un fondo de ayuda económica para los delincuentes golpistas con el que pagar las fianzas que les exige el Tribunal de Cuentas. O sea que el tribunal que juzgó a los delincuentes y la Abogacía del Estado se lo pasan de rebelión a sedición -penas menores, menos años de cárcel-, elPrepotente los indulta ratificando así su traición a España y a los españoles y retira a la Abogacía del Estado para que no presente alegaciones ante este Tribunal contra los golpistas. 

Que es que digo que para qué coño queremos nosotros la Abogacía del Estado. ¡Para que defienda a los delincuentes! Pues, para eso están los abogados, para los que pueden pagárselos y, si no, los abogados de Oficio. Porque, visto lo visto, nos sobran los abogados del Estado, que, en estas circunstancias, se convierten en un cuerpo nocivo y caro para los españoles. ¡No hay derecho a esto! Es que resulta que la Abogacía del Estado está para defender a los ciudadanos de todo tipo de desmadres, pero llega elPrepoltente y dice que ese cuerpo es suyo, y se jodió.

Bueno, miren, como se consienta que la Generalidad catalana pague con nuestro dinero, con el de todos los españoles -no el de los catalanes- las fianzas que el Tribunal de Cuentas exige a los golpistas, más de cinco millones de euros, es como para dejar de ser españoles. Que se coman los catalanes toda España, que para lo que nos sirve, mejor nos vamos nosotros y no ellos. Que se queden Sánchez y su tropa delinquiendo, porque si esto se permite es como otro Golpe de Estado desde la institución autonómica catalana, consentido, cuando no incitado, por el Gobierno choricero y socialcomunista de España.

Contentos podemos estar, no obstante, por conocer que la policía ha detenido ya a tres de los autores del asesinato del joven Manuel, acaecido en La Coruña. Otros chorizos que tendrán que responder de sus actos, y que esperemos que no sean indultados ni que sea el Estado el que pague con nuestro dinero sus fianzas, si las hubiera. El caso es que ahí están, a buen recaudo. Los que, sin embargo, están teniendo un comportamiento repugnante, asqueroso, vergonzoso, vil e indignante son los del colectivo LGTBI. La policía no tiene nada claro -es más, al contrario- que el asesinato fuera por motivos homófobos, mientras que los LGTBI ya lo dan por seguro. De hecho, han sido numerosas las manifestaciones que han organizado por ello. Una de las más numerosas, en Madrid , donde se han desbocado contra la presidenta de esa comunidad, Ayuso.

Claro, es que el alcalde de Madrid, Almeida, y la presidenta de la Comunidad, Ayuso -ambos de laPepé- han sido para este colectivo como los autores del asesinato producido a seiscientos kilómetros. Luego, terminaron enfrentándose a la policía. Pero, lo más repulsivo de este colectivo lo constituyen los ataques furibundos, desmedidos, hasta salvajes, contra el padre del fallecido. Porque este les pidió que no politizaran la muerte de su hijo, que no utilizaran banderas. Pues, los salvajes LGTBI, los que dicen que son sus representantes, quieren que el padre del joven Manuel se meta sus opiniones por donde le quepan. ¡Qué valientes! Unos verdaderos mierdas, que presumen de pacifistas, de respetar a todo el mundo y que piden ser respetados. Ya les digo, unos verdaderos mierdas.

Confiemos también en que la policía pueda aclarar todos los pormenores del ataque del vago Errejón, el comunista de Mas Madrid, a un  señor de sesenta y cinco años, con cáncer, al que le arreó una brutal patada -tal cual como si fuera un caballo soltando una coz- y después huyó del lugar sin prestarle ayuda. El vago comunista ya está preparando reformas en los estatutos de su partido para que, en caso de ser imputado, no pueda ser expulsado. Vago, sí; pero, listo como el hambre, que no quiere decir que inteligente.