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Otros cuatrocientos fallecidos y más de treinta mil contagiados por el virus en tan solo un día. Y decía elEnterrador Simón que estábamos a punto de alcanzar el pico de la tercera ola. Visto lo visto, habrá que suponer más bien que es la punta del iceberg. ¡Coñandiez, es que el tipo este no da una! Mejor se iba para su casa; ya debería haberlo hecho hace mucho tiempo, tanto como lo que dura la pandemia. No acierta nada, no aporta criterios científicos, ya nadie lo cree y hace el ridículo, aquí tanto como en el extranjero. Y para acabarla de rematar culpa a la hostelería de todos los males; mañana, quizá, le echa la culpa a los fruteros, que ya era lo que les faltaba a estos.
Esto cada día va a más. Bajará, seguro, pero cuántos muertos se habrá llevado por delante hasta entonces el virus. Si con las vacunas se puede remediar bastante la desgracia, no hay explicación alguna para que no se aumenten las horas y el personal para su inoculación: todos los días y fiestas de guardar, veinticuatro horas al día. Si contamos con una sanidad pública, a la que se puede apoyar con la privada -que se ha ofrecido a ello, de manera gratuita-, con el Ejército y con las grandes empresas dispuestas también a ir vacunando a sus empleados, igualmente gratuitamente, nadie se explica por qué no se echa mano de todos ellos, siempre que haya vacunas, claro. Confiemos en que sí; no obstante, habría que esperar a venderle treinta mil a Andorra, por si aquí nos quedamos cortos.
El Gobierno socialcomunista de Sánchez, mientras tanto, continúa erre que erre escondido, sin asumir su obligación. Seguimos con diecisiete guerras distintas, con diecisiete frentes para combatir el coronavirus, al que tarde o temprano venceremos, aunque de momento, gana él. Divide y vencerás. Así y todo, el Gobierno se ha tenido que achantar ante la sentencia provisional del Supremo que da la razón al presidente Mañueco, el de Castilla y León, donde desde el sábado se viene aplicando el toque de queda a las cocho de la tarde. Lo que tampoco se entiende es que Sánchez recurriera ante el Supremo, cuando mañana se reúne el comité Interterritorial. Ahí será donde varias comunidades, unas de laPepé y otras de laPesoé, van a exigirle a Sánchez el adelantamiento de la entrada en vigor de la hora del toque de queda.
Salvo que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, que ha decidido que las elecciones catalanas de celebren el 14F, de lo que se aprovechará el efecto Illa, no ha tenido un buen día el Gobierno de Sánchez. El dictamen no es definitivo y Sánchez se ha tenido que comer el sapo que desde Castilla y León le remitió Mañueco. Como se ha tenido que comer con patatas la declaración de zona catastrófica de siete comunidades autónomas a causa de la "gran nevada", entre ellas, claro está, la comunidad de Ayuso, la de Madrid, aunque considera que el alcalde de Madrid ha inflado las cifras de los daños.
¡Qué fijación enfermiza tiene Sánchez con Madrid y con los madrileños! Ya ha buscado venganza Sánchez contra Ayuso, retirándole los efectivos del Ejército que colaboraban en la limpieza y adecentamiento de Madrid y de la comunidad, sin avisar, doce horas antes de que la presidenta Ayuso rebajara el nivel de alerta. Otra acción barriobajera a la que ya nos tiene acostumbrados elPrepotente.
También ha tenido que hacer frente -bueno, él no, sino la portavoza lenguatrapo- al su socio de gobierno, el payaso comunista y cabezón y, desde ayer, el "tontoelpueblo" de Galapagar. Decía la portavoz, sin nombrarlo, que el tontoelpueblo de Galapagar no tenía razón alguna para comparar a elPuchi con los exiliados de la República. Ahí, ahí, sí que tiene razón laLenguatrapo. ElPuchi, además de grandísimo cobarde, es un delincuente en busca y captura de la Justicia, al que se le acusa de golpe de Estado y malversación de fondos públicos. Y va eltontoelpueblo y lo cakca. Mierda paél.