Pues nada, ya lo saben ustedes: “y punto”. Así es como estos de Podemos
cierran los asuntos. En conclusión, el concejal de Cultura del Ayuntamiento de
Madrid, presidido por Manuela Carmona, no se va; deja el área de Cultura, pero
no renuncia a su acta de concejal. Entiende Guillermo Zapata que sus mofas
sobre el Holocausto -seis millones de judíos asesinados-, las denigrantes opiniones
sobre Irene Villa –víctima de un atentado de ETA, donde perdió sus dos piernas- y las macabras alusiones a las niñas de
Alcasser –secuestradas, torturadas y, finalmente, cruelmente asesinadas- quedan suscritas al
área de Cultura, y que, como deja esa área todo resuelto. Él y sus camaradas
dan por concluido el asunto. Se equivocan. Este señor no puede estar como concejal
en ningún ayuntamiento, ni ocupar cargo público alguno en este país. El asunto
no está cerrado y sus deleznables comentarios no pueden circunscribirse a la
Cultura. Él solito y su prepotencia lo han inhabilitado.