El jodío Urcullu. Se pensaba que éramos todos tontos. Lo estábamos esperando, a la vuelta de la esquina. Y, zás, velahí, ahí está. Quiere las competencias penitenciarias, eso ya lo sabíamos, sí, pero antes, sin demora, pretende el acercamiento de los presos etarras, asesinos ellos, a menos de dos horas de viaje del País Vasco. Ya tiene escogidas las prisiones. ¡Qué casualidad, hombre, a tan sólo unas fechas de que enterara al presidente del Gobierno de España de que los etarras querían desembarazarse de sus armas y de sus arsenales.