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viernes, 24 de septiembre de 2021

Una Unión que da pena o asco

Lo terrible, lo más terrible de todo, y por ello inasumible, es que un delincuente reclamado por la Justicia española pueda ejercer como eurodiputado en el Parlamento Europeo. ¡Es increíble! Cobra un sueldazo del dinero procedente de los europeos de la Unión, por tanto también de los españoles- y goza de inmunidad -eso parece- parlamentaria. Pero, el tipejo ese catalán, elPuchi, cometió su delito antes de ser elegido eurodiputado. Ni Bélgica ni Alemania nos lo mandaron entonces para España. De hecho, en Bélgica vive como un marqués, en Waterlóo, la Meca de los delincuentes independentistas. Los belgas están más interesados en comer mejillones y patatas fritas que en cumplir con la Unión. Otro tanto le sucede a los alemanes: que no les falten la cerveza y las salchichas.

Digan lo que digan estos dos países -puede que Italia les siga los pasos en este caso- elPuchi es un delincuente por partida doble: está huido de la Justicia española, que lo reclama en la Unión como un autor de dos delitos, como son el de sedición y malversación de fondos, porque nos robó a todos los españoles, y porque sus compinches en el Golpe de Estado fueron juzgados, con todas las garantías procesales, y condenados a penas de prisión por los mismos hechos, que él encabezaba. Y por su huía del país eludiendo la labor de los jueces. No se entiende, por tanto, que pueda ejercer como eurodiputado, que no sea extraditado a España un delincuente, que lo es, el independentista y golpista catalán.

Vivirá, sí, en libertad, en su mansión de Waterlóo, que no deja de ser una prisión con barrotes de oro, pero una prisión, al fin y al cabo. Por eso, se está especulando con que quiere volver a España, pero no como sea. La especulación consiste en una entrega pactada, en la que los tribunales no procederían a su encarcelamiento provisional sin fianza, sino a que se le concedería la libertad vigilada. ¡Mecagüen! Eso sí que sería, ciertamente, hacer el ridículo, no solo la Justicia, sino toda España, que es lo que el delincuente este quiere hacer creer al mundo, que España no desaprovecha la ocasión para hacer el ridículo, como declaraba al salir de la cárcel italiana.

No es España la que hace el ridículo, que no se equivoque este payaso independentista y golpista y prófugo. Son los políticos españoles los que no tienen rubor. No lo tuvo el anterior presidente, el cobarde popular Rajoy, ni lo tiene el actual, elPrepotente, aliado con los comunistas. Lo único que se le ocurre decir al socialista es que pase por la Justicia, y allá cuentos. Pero, poco ha hecho y poco hace para lograr la extradición del delincuente a España. Pronto se olvidó de su promesa -se olvida de todas, pero no hace falta que pase tiempo- de traerlo a España y ponerlo a disposición de la Justicia. No es España quien hace el ridículo, es el presidente español y sus aliados en el Gobierno: comunistas, independentistas, golpistas y hasta terroristas. Si eso no es hacer el ridículo, que venga Dios y lo vea.