En verdad, en verdad les digo que esta gente tiene el demonio metido en el cuerpo o, peor, ellos mismos son unos verdaderos demonios. Se conoce, también, que no tienen mucho que hacer en sus respectivos puestos de trabajo públicos. Ahora se le ocurre al alcalde de Manacor -población que el mundo entero sabe en dónde se ubica gracias a Rafa Nadal- que el tenista español número uno del mundo no es un buen manacorí, porque vive al "margen del municipio" y que la "manocoridad se practica, no se verbaliza".