¡Malditos, malditos! Grita Spiriman, el doctor "desperao", contra los encargados de la Sanidad en España. Malditos también los que no tienen entrañas y son capaces de dejar morir a nuestros mayores en las residencias y tener -no mantener- a otros en situaciones más que precarias y lamentables, junto a sus compañeros fallecidos. Así los han encontrado, no en una, sino en varias residencias de ancianos los militares de la UME: muertos, cadáveres. Claro, por supuesto, que en ello han de entender sin ninguna dilación, el fiscal y los jueces y los policías, y la sociedad entera.