Es evidente que,
entre momento y momento de lucidez, laViceCalvo
del Gobierno, está ya anciana, algo
chochilla, con grandes lagunas de lucidez. ¡Pobre! Será por eso por lo que Sánchez la sigue sosteniendo, para que
no se aflija, la abuelita. Ahora que, entre luz y luz, todavía sigue mostrando
restos de la soberbia a que nos tenía acostumbrados. Porque siempre fue una
mujer así, soberbia y engreída y displicente hacia los demás. Pero, oigan, que,
así y todo, no se le menea ni un solo pelo. También es fiel escudera de su
señor, que malos meneos le evita, aunque sea a fuerza de mentir.