Será que el Tribunal de Cuentas tiene
potestad para ello, para aplazar los pagos de los delincuentes golpistas
catalanes, que se nos llevaron de rositas más de cinco millones de euros; de lo
malo malo, no ha aceptado los avales de la Generalidad catalana,
presidida por el hombre Aragonés, dicho sea de paso, bajito y feo.
O sea que dos días más de prórroga. No sé si tenemos que entender jueves y
viernes o viernes y sábado; en cualquier caso, nos metemos en fin de semana y,
es muy probable, que la cosa se prorrogue hasta el lunes. De aquí al lunes
pueden pasar miles de cosas, como la sospechosa prórroga que concede el
Tribunal, después de que los republicanos catalanes apoyaran el decreto de los
funcionarios sin oposición.
Pues, miren a nosotros cuando nos ponen una multa
de tráfico nos toca apoquinar, con o sin pronto pago, pero pagarla. No nos
conceden prórrogas. Es como la ley del "sí es sí". O se paga o
se paga, y a dormir que ya es tarde. A estos lo que tenían que hacerle es
sumarle, sino lo han hecho ya, los intereses de lo robado, y nada de prórrogas,
que ya sabían lo que hacían cuando delinquían y tiempo han tenido para ir
ahorrando. De todas formas, a saberse si todo el dinero que dice el Tribunal de
Cuentas se invirtió en propaganda golpista en el extranjero se utilizó para ese
fin o si hubo de por medio algún bolsillo roto. por donde desapareció parte y
nadie da cuenta de él. Aquí, por especular que no quede, que aquí todo puede
ocurrir.
Coñe, como el despido de Ábalos. No
cuadraba que fuera ese un despido del Gobierno socialcomunista y de la
secretaría de Organización del partido algo que porque sí.
¡No, hombre, no! Gato encerrado había. Sánchez lo sabía y se
deshizo de él antes de que sus fechorías lo salpicaran. Lo de la Dulce Delcy ya
lo venía arrastrando con trabajo y cansino Ábalos, y todavía no se sabía lo de
la empresa de las mascarillas de facturación cero a facturar más de cincuenta
millones durante la pandemia. Algo que Ábalos sabía y Sánchez también, pero
este último se lo guardó para mejor ocasión. ¡A ver quién lo filtró! Pero, lo
más gordo -sin indirecta al físico del exministro de Transportes-
es lo de la compañía aérea Plus Ultra. Ya saben la bolivariana
compañía venezolana, que dicen no tiene ni tres aviones.
Este asunto triza a Sánchez por dos vertientes.
Por un lado, se encuentra el apoyo a una compañía de un régimen dictatorial y
comunista. Esa es la parte política. Por otro, la parte económica. Lo del
dinero de todos los españoles. Pues son ni más ni menos que cincuenta y tres
millones que a cuenta de qué tenemos que pagarle nosotros. Ahí estaba
también implicado Ábalos, al menos lo estaba su ministerio. La compañía ya se
ha llevado diecinueve millones, que no va a devolvernos, porque es insolvente.
Afortunadamente, una juez ha paralizado la entrega del resto de millones de
euros prevista para finales de mes. Es que la jueza no ve justificación alguna
por parte de la compañía. Si no lo ve la jueza imagínense los demás. Pues, anda
que no hay en España empresas con necesidad de ayuda y de
rescate.
Esto está resultando chungo. País de charanga y
pandereta. Lo saben y lo ven. Otros trescientos subsaharianos han vuelto a
saltar las valla de Melilla. Han saltado la valla y han asaltado un
país, que no es el suyo. Se han pasado por el forro de los cojones la valla de
seguridad del energúmeno ministro de los Interiores, que no es otro
que Marlaska, el inútil juez del caso Faisán y el
ministro más admirado y querido por los etarras, que existir existen. Además
los asaltantes y saltantes de la valla han herido a varios
guardias civiles. Sin comentarios.