Vamos,
que vamos. Lo de la Diputación de Zamora era un maletín; como mucho dos.
Bien repletos, eso sí, aunque comparado con lo de ahora, pura calderilla y,
además, en pesetas, y entregados con discreción. Lo de ahora, con luz y taquígrafos,
porque se la suda. Primero unos mil milloncejos, pero de los de los euros de ahora,
para ir abriendo el apetito. No contamos los ya adelantados en fechas
anteriores. Por si todavía no están contentos los separatistas catalanes,
permiso de Montoro para volver a
emitir deuda pública y ya se verá cómo refinanciar todo lo anterior.