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martes, 27 de octubre de 2020

Perdón, no lo volveremos a hacer

Que no está el horno para bollos es más que evidente. Pero, que encima nos vengan a choricear estos que nos exigen respeto y solidaridad para luchar contra la pandemia, no se puede aguantar. Oigan. que se nos están muriendo familiares, amigos, vecinos o cuando no, se contagian a cientos, a miles, para que nos vengan con fiestas, en las que se saltan todos los protocolos sin pudor alguno. Hasta ciento cincuenta invitados asistieron a la "fiestuqui" del quinto aniversario del diario digital El Español, que dirige Pedro J. Pues bien, en la fiesta estuvieron presentes representantes de casi todo el espectro político, menos de Vox y los podemitas. Estos últimos porque no soportan al que fuera director de El Mundo.

En la fiesta se pasó de todas las normas de obligado cumplimiento por parte de todo ciudadano: ciento cincuenta asistentes, cuando solo se permite la reunión de seis personas como máximo, muchos de ellos sin mascarilla y sin respeto absoluto por la distancia mínima de seguridad. Es de suponer que todos se habrían duchado o, al menos, se habrían lavado las manos, empezando por el ministrillo de Sanidad, Illa, y otros tres ministros de laPesoé: Juan Carlos Campo, de Justicia; Margarita Robles, de Defensa y Rodríguez Uribes, de Cultura. También estaban presentes el líder de la oposición, el pepero Pablo Casado y la de los Ciudadanos, Inés Arrimadas; el alcalde de Madrid y portavoz de laPepé, Martínez Almeida; Begoña Villacís, la ciudadana, vicealcaldesa de Madrid; el presidente de Castilla-LaMancha, el socialista García Page; y cómo no, la socialista "fiscala" General de Estado, Dolores Delgado.

Estos, y muchos más, se dieron cita -o los citó, más bien, Pedro J.- para un rato de asueto y desobediencia conjunta indebida, cuando, ya digo, tenemos un país, el quinto en el mundo, con cientos de miles de fallecidos -más de 50.000, según la última estadística del INE- y superamos con creces el millón de contagios: este fin de semana 52.000 y 18.000 hoy. Si se infringieron las normas de lucha contra la pandemia, ahí están, bien identificados, los asistentes. A una infracción, una reacción, y multas al canto. Y qué menos que un perdón, no lo volveremos a hacer. En cualquier caso, no basta con ser la mujer del César, sino parecerlo. A pocas palabras, se entiende perfectamente.

Miren, de esta se salva el payaso comunista, que, ya ven, esta mañana se vistió de "luces" para presentarnos los Presupuestos de la Masacre. Aunque daba pena verlo, con su nido de pájaro en la cabeza, corbata y una chaqueta, que seguro que se la prestó su padre, que "calza" al menos dos tallas más que él. Solo le faltó la pelotita roja en la nariz. De payaso lo tiene todo; del sentido de la estética, ni flores. Ahora que de la decencia tampoco mucho. Ya tiene otra querellla planteada en los juzgados, nada más y nada menos que del excomisario Villarejo, por denuncia falsa. Otra más al canto. 

El que parece que se salva, o eso pretende al menos la Fiscalía -entre paréntesis, oigan, que es que ya nadie se fía del fiscal Navajas, el vejete de los fiscales-, que quiere que el Supremo rechace la denuncia por prevaricación contra el ministro de los Transportes y secretario de Organización de laPesoé, Ávalos. Es que nos quiere hacer creer que la viceministra de Maduro, la dulce Delcy, no pisó suelo español. Claro, luego dirá la fiscalía que ni tan siquiera su avión aterrizó en Barajas y que Ávalos no se reunió con ella, de lo que se desprende que no hay cuarenta maletas desaparecidas.

De verdad, que no estamos para fiestas y mucho menos para imbecilidades. Aunque pretenda el payaso comunista imponer la censura en cualquier medio, para que nadie hable mal del Gobierno socialcomunista. Pues, ya puede empezar con el opositor a Maduro, su ídolo venezolano. Leopoldo López - a quien Sánchez ha recibido en la sede socialista de Ferraz y no en La Moncloa, para que no le parezca mal a su socio de gobierno y al dictador Maduro- le ha dicho bien claro que "quien no vea a Maduro como un dictador, que revise su idea de democracia". Y, como se ha puesto de moda, decir lo siguiente: ahí me quedo, que hay que hablar de la huelga -todo un éxito- de los médicos.