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lunes, 4 de octubre de 2021

El caos mundial

Con las mismas estamos desde la media tarde. Ni Whatsapp, ni Facebook ni Instagram funcionan. Estamos apagados, desconectados del mundo. Facebook, la empresa matriz de estas redes sociales, se ha limitado a poner en tuit reconociendo que las tres redes estaban caídas. Ni ha explicado el porqué ni hasta cuándo nos van a tener en las tinieblas. Que se han caído no hacía falta que lo dijeran, ya lo vemos. Es evidente. Tampoco nos interesa mucho la causa -aunque no está de más que se expliquen-, sino que nos digan cuándo vamos a volver a tener el servicio, porque parece como que estamos abandonados de la mano del Señor. Solo nos queda imaginar lo que puede suceder si el apagón se prolonga en demasía. Pero, no solo ya hoy, sino en tiempos venideros. El caos mundial.

Como está de moda el no dar explicaciones, la exministra de los Exteriores, sor Laya, se ha negado a declarar y responder por tres veces al juez quién es la X en el caso del polisario Ghali, de la entrada en nuestro país del acusado de crímenes contra la humanidad. La sor se ha escudado  y amparado en la Ley de secretos Oficiales del 68; una ley franquista, pero que le viene muy bien a la socialcomunista para eludir las respuestas. La pregunta era bien clara, sobre quién fue el que dio la orden de permitir la entrada del africano a nuestro país, como si fuera un rey, sin necesidad de pasaporte ni otra documentación. Ghali fue atendido en Logroño de coronavirus. El juez Pedraz, de la Audiencia Nacional, -que anda muy en boga en las revistas del corazón- consideró que sus delitos habían prescrito y lo dejó libre. Y libre como el viento se las piró de España, una vez curado. Y nos dejó el follón con Marruecos.

Lo mismo responde elPrepotente cuando se le pregunta por su viaje con en el Falcon a un concierto. Es secreto de Estado. O cuando se le interroga sobre los invitados a La Mareta, durante sus vacaciones de verano. La callada por respuesta, envuelta en el secreto de Estado. Todavía no sabemos quién o quiénes, a demás de su familia, estuvieron en La Mareta; tampoco lo sabemos del año pasado en Doñana. No sabemos si en ambos lugares disfrutaron los amigos de sus hijos y sus respectivos papás o no. Lo único que han llegado a averiguar los sagaces periodistas es que el recibo de la luz en La Mareta asciende a más de mil quinientos euros. De algo nos vamos enterando. Algo es algo. La transparencia, nula.

La decisión del tribunal italiano de Cerdeña sobre los delincuentes golpistas catalanes, elPuchi y sus dos adláteres, es clarísima: si ni Bélgica ni Alemania se han mojado con este caso, que pase de nosotros este cáliz. Y los han dejado libres, haciendo oídos sordos al llamamiento del juez instructor Llarena para que los extraditaran los italianos; pero, estos como el que oye llover. Si sigue así la cosa, es probable que el lapo que están lanzando para arriba estos tres países, y la propia Unión Europea, se les caiga un día en su propia boca. Están haciendo una buena siembra.