Atribuye el alto grado de
alcoholemia –el triple de lo permitido-
a la combinación de dos cervezas con un
ansiolítico
Tras
“El Soriazo”, era lo que le faltaba
a laPepé, o lo que necesitaba, para taparlo.
Vaya usted a saber. Lo de la vicepresidenta de la Junta de Castilla y León, Rosa
Valdeón. Eso del accidente y lo de la alcoholemia en sangre, el triple de
lo mínimo permitido por la Ley. Para
el secretario de Organización
nacional, Martínez Maíllo, hay que
abordar el asunto con prudencia. Por detrás, las presiones para que laValdeón dimita son muy fuertes, muy
tremendas. Los de la cúpula nacional se la tienen jurada a laValdeón, que fue
la primera que calificó de “vergüenza” la propuesta de nombramiento de Soria como miembro del Banco Mundial. Eso no lo perdonan.
Lo
de la “vergüenza” en “el caso Soria” lo decía laValdeón en su nombre, en el suyo
propio, y haciendo de correa de transmisión del presidente autonómico Juan Vicente Herrera, que ya venía
enfrentado a Mariano Rajoy desde
antes de las elecciones de diciembre pasado. Fue Juan Vicente Herrera quien le
dijo al presidente de laPepé y presidente en funciones del Gobierno de España que se mirara al espejo, que se vería qué guapo
estaba. O no.
Lo
del incidente, accidente, de laValdeón en la madrugada en la Nacional VI –cerca
de Arévalo, en la provincia de Ávila- al toparse el vehículo que conducía a más
de ciento setenta kilómetros por hora con un camión y continuar su marcha, como
si allí no hubiera pasado nada, le viene a los mandamases de laPepé como anillo
al dedo. Desde donde se produjo el hecho hasta donde fue retenida por la Guardia Civil hay un buen trecho, que
la vicepresidenta de la Comunidad castellano leonesa parece que recorrió conduciendo
su propio vehículo –un Volvo- con
mucho alcohol, demasiado, para su cuerpo. Alrededor de cien kilómetros, desde
el 116 de la VI, a la glorieta de entrada a Morales de Toro, pueblo muy próximo a la ciudad de Doña Elvira, la localidad zamorana de Toro, su ciudad natal, la de laValdeón;
aunque, ella regresaba a Zamora
capital, después de haber dejado a su hijos en el aeropuerto de Barajas. No fue consciente de haberse
rozado con vehículo alguno y lo de la alcoholemia lo achaca al efecto combinado
de “dos cervezas y un ansiolítico” que está tomando. Ella, como se sabe, es
médica.
Me
imagino a Martínez Maíllo frotándose
las manos. Por fin, la pilló, a laValdeón, víctima de su propia inconsciencia.
No ha tenido que mover ni un dedo elMaíllo.
Con lo que porfió con ella cuando ambos se vieron obligados a convivir políticamente
de manera forzada, incluso en ocasiones de forma traumática para ambos, cuando
el uno ocupaba la presidencia del partido en Zamora y la presidencia de la Diputación de esa provincia y ella, LaValdeón,
ejercía de alcaldesa de la muy noble y muy leal ciudad de Zamora.
Ahora
ella se lo ha puesto en bandeja a él. Pero, ella parece que no se quiere ir,
que no se va marchando. En esto, como en los pueblos, todo por lo bajini. Hay
que ser prudentes con el caso, pero mejor que se vaya, piensan y le han dicho a
ella los de la nacional, la Ejecutiva.
Pero, que ni se lo piensen ellos, se piensa ella, que ya se confesó con el
pertinente, al que le ha puesto el cargo a disposición, y el pertinente es
partidario de esperar, hasta mejor ver. Así que hasta más ver. De momento,
parece que no hay mal que por bien no venga. Hoy se ha hablado muy poco de
Soria y mucho de Zamora.