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jueves, 25 de diciembre de 2014

El Rey vuelve a ningunearnos por Navidad

Si en algo podemos estar de acuerdo con el Rey es en que hay que cortar la corrupción de raíz y sin contemplaciones. Quizá sea eso lo más destacable del discurso del nuevo monarca, Felipe VI, que, por cierto, no sé por qué ese nombre me suena al rey alauí, al de Marruecos -pero es que queda bien decir alauí-, en su primer mensaje navideño y televisado a la nación, en la noche de Nochebuena, a las veintiuna horas, para más datos. También -en su discurso o monólogo, más bien digamos que alocución, pues no dejamos de ser súbditos- habló de la economía y del paro, habitual denominación de lacra social y, como no podía ser de otra manera -que sí podía haber sido-, de Cataluña.