Hombre, este hombre, el hijo panadero, elPuigidemón, tenía que haber bajado
ayer la cuesta, que arriba en su barrio se acabó la fiesta. Poquita fiesta, de
todas formas, que porque les pusieron allí un escenario para que les cantaran y
las bebidas eran a barra libre. Decían los de las teles –que están más que “teuvetrestizaos”,
que había miles de personas en la Plaza
de San Jaime, cuando podían haber deducido que, como mucho, cinco mil,
estando bien prietos; pero, claro, si se
dicen miles, pueden ser hasta trescientas mil. ¡Menos lobos!