No podía ser de otra manera, porque cuando Leticia Sabater habla se
paraliza el mundo. El otro día hizo temblar los pilares de la tierra, hasta el
punto de obnubilar la salida vacacional de prisión de la tonadillerra Isabel
Pantoja -“marinero de luces”- y la del diestro Ortega Cano -¡hay que parar,
templar y mandar!-, porque es que lo suyo fue mucho. Su himen levanta pasiones, hasta un millón, por lo menos. A sus más de cincuenta
años, la presentadora de programas infantiles quiere estar en el mundo de los
gozos, que sombras ya tenemos demasiadas. Y hace bien, que la vida es la vida y que la vida está cara.