Que Marlaska se libre de la reprobación en el Congreso gracias al apoyo de los golpistas catalanes, de los independentistas vascos, los de laPeneUve -los que siempre terminan traicionando-, primos hermanos de los etarras, y de los propios etarras, los de la banda asesina, los de ETA, a los que el ministro persiguió, de los que era el azote cuando era juez -pero menos-, es para exclamar que manda güevos. Es igual, que haya sido reprobado o no Marlaska como ministro de Interior. El hecho de que se haay presentado una reprobación contra él ya es más que suficiente para quedar marcado políticamente.