Entradas
Tiene muy mal, pero que muy mal perder elPrepotente. Claro, por eso es elPrepotente, porque se piensa que todo lo que piensa y ejecuta es lo mejor del mundo. ¡Gigantes más grandes que él se han caído por los pies, los pies de barro! La mayor representación que ha enviado a la toma de posesión de la presidenta de Madrid, Ayuso, ha sido una dindundi que no conocen ni los vecinos. Ha sido la delegada del Gobierno en Madrid la única representante de Sánchez en la sede autonómica madrileña. Ni tan siquiera se ha dignado enviar al fray Bailón, que es el de Territorial, y al que, por lógica, le correspondía.
Pero, miren estaba el Bailón más a gusto y entretenido por esos mundos de dios, haciendo apología de los indultos a los delincuentes catalanes, sus paisanos a los que siempre ha defendido. De hecho, de su boquita salió la primera petición de indulto para los chorizos golpistas. Fray Bailón fue el que el día del unoacero -el del referéndum ilegal- iba gritando, exasperado, por todas las cadenas de televisión, magnificando las actuaciones policiales. Poco hizo lo propio de los Mocetes de la Escuadra, que no hacían nada para evitar las votaciones.
Sánchez tiene miedo de Ayuso. Es su bestia negra, y la de su inteligente asesor Iván Redondo, que no sabe por dónde echarle mano. Ayuso ha quedado en ridículo a los dos y a laPesoé y a todos su cobardes militantes. Además, en esta ocasión, que debería servir de precedente, ha estado arropada por el presidente del partido, Casado, y los presidentes autonómicos peperos -Feijóo, Moreno, Mañueco y López Miras- y el inefable alcalde de la capital del reino y portavoz de los peperos, Martínez Almeida. Ahí seguirá Ayuso, dos años más amargándole la vida a elPrepotente. Pisándole los juanetes.
Ayuso felicitó al rey, al cumplirse el séptimo aniversario de su reinado, pero también le envió un recadito al presidente de la patronal, Antonio Garamendi, el de Gecho, condecorado recientemente por Sánchez, que, a la vez, ha elevado considerablemente la subvención a la patronal CEOE. Lo más curioso de todo es que el vasco continúa manteniéndose en el cargo, aferrándose a la trona. No le ha dado vergüenza alguna apoyar el indulto para los delincuentes golpistas. Bienvenido sea, si eso sirve para arreglar las cosas, decía. ¡Pero es que este hombre, al que se le suponen dos dedos de frente, piensa sinceramente que el indulto va a arreglar algo! No, hombre, no. A él si le servirá la medalla para presumir cuando sea abuelo y a la patronal no le vendrán mal esos milloncejos con los que contaba. Pero, el indulto no arregla nada.
Aquí no ha pasado nada. Pero, a Sánchez sí le va a suceder cuando el lunes se encuentre más solo que la una, al no asistir al Liceo los nacionalistas catalanes -entre ellos su presidente, un hombre bajito y feo, pero chulo- para la presentación del indulto. ¡Ahora se venden como churros las presentaciones, hasta la de los indultos! Los separatistas quieren una amnistía; ya no les vale un indulto. Quieren traer a elPuchi de Bruselas, para mayor humillación de elPrepotente, de la Justicia y de los españoles.
Parece que no se entera elPrepotente de que le están preparando la envolvente. Ahora que él no se queda para atrás. Ya están sus socios catalanes separatistas hasta el moño. Consideran que elPrepotente los está traicionando, porque está haciendo de los indultos una verdadera precampaña política en Cataluña. Estos tampoco sabían con quién se la jugaban. Tales para cuales. A ver quién miente más y traiciona. más.
En esas estamos, cuando va y suelta elPrepotente que el día 26 nos quitamos todos las mascarillas por las calles. Ya lo venía adelantando elEnterrador Simón, pero le ha dejado la gloria para el que manda. ¡Menuda gloria! Ya está la clase científica que bufa, porque ni les ha consultado ni ha previsto cuáles pueden ser las consecuencias. Imprevisibles. Pero, como es elPrepotente, le da igual. Como cuando nos dejó libres y se ufanaba de que habíamos vencido al virus. ¡Cientos de muertos vinieron después y miles de contagiados! Él y su mamporrero llevan muchos muertos a sus espaldas. Demasiados. Toda una eterna inmoralidad.