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domingo, 25 de octubre de 2020

Sin planificación sanitaria y económica, hacia el caos

Como en la ocasión anterior, Sánchez llega a la pandemia tarde y mal. Muy tarde, porque desde que dio rienda suelta al personal, él y solo él -y su Gobierno socialcomunista- es el culpable de todo este desmadre en todo el país. Nos dijo que ya había vencido -él, el Capitán Trueno- al virus y que ya podíamos salir a divertirnos a disfrutar de la vida. Mientras tanto, él se marchó de vacaciones a las islas y a Doñana, donde se gastó una pasta del erario público para poner mosquiteras en las ventanas de la residencia presidencial del Parque. Ni asomaba la cabeza para no querer ver que España se "desangraba" con el coronavirus, que hacía falta -eso lo veía hasta un niño- un mando único y coordinador. Era, realmente, una obligación.

Sin embargo, trasladó Sánchez toda la responsabilidad a las autonomías, que ni saben ni entienden. Y, como cabezas visibles del Gobierno, el "negao" ministro de Sanidad, Illa, y el personaje más indeseable que nos podamos encontrar en estos duros momentos como es el sinvergüenza de elEntrerrador Simón. ¡Vaya par de dos! Uno es el comité asesor y el otro el comité científico. O sea, dos eran dos y ninguno vale para nada. Después de cerca -o más- de cincuenta mil fallecidos y superado con creces el millón de contagiados, sale Sánchez, sin ningún plan sanitario y menos aún económico, y nos declara un estado de Alarma, con toque de queda, que pretende prolongar por seis meses, hasta el nueve de mayo, día del Cristo de Morales.

Sin confinamiento, pero sí pasándole la pelota, toda la responsabilidad, a las autonomías y unos cuantos miles de milloncejos para que se vayan apañando, que no nos dice de dónde salen. Y ya está, a lavarse las manos. Con un toque de queda a la carta, según criterio de cada comunidad autónoma y la decisión de entre ellas de dejar comunicarse -moverse el personal- entre las unas con las otras, mientras la confusión crece entre los ciudadanos, que todavía no tenemos claro a qué atenernos. Ha sido como un divide y vencerás, que el Gobierno socialcomunista aprovechará, como hiciera con el primer estado de Alarma, en primavera, para colar a bocajarro proyectos políticos. Mientras, ahí se las den todas.

No deja de ser una postura miserable, ruin, vil y de una incapacidad total del Gobierno, cuando en estos momentos -y desde hace bastante rato- el país necesita un mando único -y no delegado-, con ideas y proyectos sanitarios y económicos. Es en estos momentos de crisis profunda, a donde nos ha llevado la inacción de Sánchez y su Gobierno socialcomunista y es, precisamente en estos momentos, cuando los dirigentes políticos han de mostrar su capacidad de reacción, su preparación para abordar los problemas y soslayar, en la medida de los posible, los males sanitarios que se nos vienen y los males económicos. Han de tomar medidas y hacerlas cumplir. Pero, ya digo, dentro de la racionalidad. Sánchez se encuentra desaparecido.

Con su actitud, el Gobierno socialcomunista gana tiempo para hacer de su capa un sayo. Es decir colar a la ciuidadanía todo lo que le venga en gana, sin control Parlamentario, de todos los asuntos que tiene pendientes y de los que no quiere un control. Así, por ejemplo, el ministro Ávalos, a la sazón también secretario de Organización de laPesoé, ya ha adelantado hoy mismo, sin esperar a más, que el Gobierno va a conceder el indulto a los delincuentes -que no políticos- golpistas catalanes, justificando esta medida en que porque le da la real gana. Eso lo dice Ávalos, el que todavía no ha explicado por qué acudió a Barajas a recibir a la viceministra venezolana, qué habló con ella, a qué acuerdos llegaron y dónde están las maletas -cuarenta- que anduvieron de rondón toda la noche, y que dicen que cargadas de lingotes de oro.

Ahí tenemos ahora a los vocales socialistas del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) tratando de retrasar -evitar- la votación para la emisión de una nota del Consejo donde se muestre partidario de la no politización del órgano de gobierno de los jueces. Mientras, Sánchez hace el paripé tratando de engañar a Casado con una nueva negociación para la elección de doce miembros del Consejo. Trata Sánchez de despistar a Bruselas y al jefe de la oposición. Ya veremos si Casado es capaz de no permitírselo. Porque el socio de Sánchez, el payaso comunista, arde en deseos de dominar a los jueces -ya domina la Fiscalía-, pero le urge el dominio de los jueces, porque se está jugando nueve años de prisión.

Ya veremos, también en este tiempo, hasta dónde va a permitir Sánchez la libertad de manifestación y de expresión. Por de pronto, ya ha anunciado que solo se permitirán manifestaciones que cumplan con las "reglas" sociales de distanciamiento, etc. Sobre la libertad de expresión, Sánchez y el payaso comunista están muy interesados en que haya la menor posible. De hecho, en el confinamiento de primavera, y lo dijo públicamente el general Santiago, de la Guardia Civil, que se rastreaban todas las redes sociales para averiguar quién opinaba a favor o en contra del Gobierno. No les digo ya nada, sabiendo que ahora el payaso comunista está metido en las vísceras del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Y hasta dónde llegarán para derrocar la Monaquía. Y hasta dónde para blanquear a ETA y soltar terroristas. ¡Un decir!

No sé yo, no sé, si Leopoldo López, el líder opositor al régimen bolivariano de Maduro llega a España -huido de Venezuela- en un buen momento para él. A nadie se le escapa que el payaso comunista es partidario -y amigo personal del dictador Maduro, como el expresidente español elCetapé- de los regímenes bolivarianos, de los que ha recibido suculentas subvenciones y de Irán y de Rusia. Eso. Sí, por si acaso.