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¡Acabáramos, coño! O empecemos por ahí. Hay quien se vende por un plato de lentejas, pero los hay que por nada. Otros, sin embargo, por una condecoración. Ese es el caso del presidente de la mayor patronal de España, la Confederación Empresarial de Asociaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi. Es que tan solo veinticuatro horas antes de que hiciera público su apoyo a los indultos a los golpistas -que es una prerrogativa del Gobierno, como dice el de la patronal- había sido condecorado por el Gobierno socialcomunista de elPrepotente. Sánchez le acababa de conceder la Gran Cruz de la Orden del Mérito Militar, con distintivo blanco.
Tras la que armó con sus declaraciones, agradecimiento a la medalla, Garamendi dice estar "triste y alucinado". Y cada vez que quiere matizar sus declaraciones las enmarrana más todavía. Así que mejor que se calle -si quiere-, así luego no tiene que estar depre. Pero, ahí queda el apoyo a los golpistas, el de una asociación empresarial, de la que ni mucho menos es dueño, lo que ya le han hecho saber más de uno de los dirigentes de la patronal.
Pero da igual. Lo peor de todo es que Garamendi no es un bisoño y sabía bien lo que decía cuando lo dijo. Tres días, como mucho y algún que otro recordatorio en alguna ocasión, y se acabó el asunto. Él con medalla en el pecho y el gobierno socialcomunista más que agradecido. Da pena, mucha pena, comprobar que todo se compra y se vende -lo que han sabido fomentar Sánchez y su genio asesor, Iván Redondo-, sin importar persona y condición. Como en el Rastro, todo se compra y se vende. Así que ya saben, al Circo empresarial catalán se le suma el que está montando Garamendi.
Al igual que los curas catalanes. ¡Dios mío, qué horror! Si no hay quién los mire, ni quién los vea. Esos sí que son unos medradores, para que les llenen las buchetas. Pero, la repulsión se la están ganando a pulso. Desprecian a más de la mitad de los catalanes para apoyar a los golpistas, a Sánchez y sus viles indultos, con los que traiciona descaradamente a todos los españoles. Que sigan así los curas catalanes. ¡San Pedro los esperará a la puerta del cielo y les rendirá cuentas! No lo veremos, y de ello se aprovechan ellos, aunque lo cierto es que cada día se ven obligados a cerrar más chiringuitos, porque lo de esos curas no son iglesias, son chiringuitos independentistas. lo mismo le sucedió al payaso comunista, que quería tocar los cielos con la mano.
Entre tanto, los independentistas encabezados por un señor bajito, feo y chulo, apellidado, para más coña Aragonés, siguen dándole por detrás a elPrepotente, en el momento en que se descuida un poquitín y se baja los pantalones para sus necesidades. Allí están ellos, como una sombra que lo persigue. Porque, miren, elAragonés se ha marchado a Bruselas, a rendir pleitesía a elPuchi, el golpista fugado de España y que se encuentra en busca y captura por la Justicia.
Y, nada, lo primero que dicen ambos es que los indultos se la resbalan, que lo que quiere es la amnistiá para que vuelva elPuchi a pasear tranquilamente por las ramblas catalanas. Tiene ganas de volver de su exilio dorado, porque desde ahí no puede preparar bien, como le gustaría, el próximo Golpe de Estado. Ya no piden indultos, exigen la amnistía, y, en menos que canta un gallo, un referéndum independentista y, si no, ya lo harán ellos. Lógicamente, se encuentran más fuertes que nunca, con un Gobierno socialcomunista cagao, que les da todo lo que le piden. Hasta el punto de que elAragonés no asistirá al acto del Liceo de Barcelona, donde Sánchez anunciará la concesión de los indultos. Se la suda a elAragonés, tanto Sánchez como los indultos. Lo que importa es la amnistía, independencia, y, no se olviden, la pasta gansa que les da Sánchez.