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jueves, 4 de enero de 2018

Zamora, mañana, será republicana

Pues, fíjense, qué sorpresa para los zamoranos, que no sabían que el día de mañana serán republicanos. Menos mal que los enteró una tal Carmen Rigalt, a través de un artículo publicado en El Mundo, de donde es jefa de Opinión -al menso lo fue- la zamorana Lucía Méndez, para que lo sepa. Es que la "escribidora" catalana quiere comparar el "proceso de mierda" con lo que acontece en Zamora, dice, de manera secular. Y todo porque parece que la tiene liada con su pareja, que, al parecer, es de la ciudad de Doña Urraca.

Y como quiere echarle pestes, y no se atreve, se sirve de un concepto tergiversado -más bien diría que ignorante, de verdadera ignorancia- de lo que es Zamora.
Desde luego, la catalana no se ha ganado Zamora en una hora, y, sin ánimo de inmiscuirme en su vida privada, tampoco el afecto de alguien muy cercano; más bien, se está llevando el desprecio de muchos zamoranos, a través de las redes sociales. Eso sí, seguro que la presidenta de la Diputación zamorana la invitará -con la pólvora del rey también disparan los zamoranos- a que visite la provincia, para que se desengañe, al igual que cursó invitación al chusquero despreciable Buenafuente. Pero esa es otra historia.
Aquí lo que cuenta es que laRigalt para explicar, ya digo, el "proceso de caca" puso a Zamora, de donde es su pareja, como ejemplo para que se entendiera. Para laSeñáCarmen -que no Carmena- todos los zamoranos son unos analfabetos, que, poco menos no saben ni dónde está Cataluña y por supuesto desconocen que Flandes existe, como también existe Teruel. Es más, para ella, "toda la sociedad zamorana comparte pensamiento homogéneo y unanimidad de criterios. Típico de una ciudad sencilla y menestral". Vale, se ha lucido.
Lo gracioso del asunto es que para definir a sus convecinos catalanes se sirve laCarmen de los zamoranos, y su pareja lo es. Y uno se pregunta si es que no tiene valor para insultar a los catalanes de toda la vida por toda la gilipollez del "proceso" o quiere calificar con ese adjetivo a su pareja, a través del susodicho "proceso". Que su intencionalidad sea lo uno o lo otro no es motivo para que trate de modo despectivo de "menestrales" a los zamoranos. Y que allí sólo hubo un tipo listo, que pensaba, como fue Agustín García Calvo, del que probablemente no haya leído la intelectual ninguna de sus obras y, si lo ha hecho, habría que comprobar si las ha entendido. Porque si ella se considera parte de su escuela, vamos todos de serete, cuesta abajo y sin frenos.
No lo debe dudar la escritora, los zamoranos están orgullosos de García Calvo, como lo están de otros muchos, muchísimos que ella desconoce, que por la desidia de sus gobernantes, en particular, y de los del país, en general, se vieron obligados a migrar a otras partes de España, como bien sabe, entre ellas, Cataluña. Porque a los zamoranos no se les dieron, entre otras cosas, las facilidades que se les pusieron en mano, gratuitamente, a los catalanes. Pero, igualmente, dentro de la provincia, sin salir de ella, los hubo y los hay zamoranos que también piensan.
Como en todas partes, señora Rigalt, habrá quienes en Zamora estén a favor o en contra del "proceso"; pero, los zamoranos quieren progreso; otra cosa es que gente incompetente y otros, como sus convecinos que todo lo quieren para ellos, se opongan a desde su periódico golpista, como el del conde de Godó. Y tenga por seguro que los zamoranos, porque les es de naturaleza, se alegrarán, cuando los entere, de que las relaciones con su pareja se hayan normalizado del todo, que no todo el mundo puede presumir de su relación con un zamorano. De lo del "`proceso", ya se irá viendo, ya se sabe lo de su idiosincrasia; pero de "cromos repetidos", nada de nada.


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