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martes, 18 de enero de 2022

El carapolla

Así se refería al alcalde de Madrid, Almeida, un concejal comunista durante la celebración de un Pleno en el ayuntamiento de Zaragoza: ¡Carapolla! No importa el nombre de semejante sinvergüenza, el del comunista, porque no hay distinción entre ellos. Fíjense, hasta el inepto comunista Errejón se atreve igualmente a ofender al alcalde de Madrid, porque considera desafortunado su reclamo de Yocovit por el mal ejemplo de éste, del tenista. ¡Miren ustedes quién fue a hablar, de ejemplaridad! El comunista Errejón que durante un año estuvo cobrando dos mil euros mensuales de una universidad andaluza por una beca para la realización de un trabajo que nunca realizó. ¡Vaya ejemplar! Y veremos lo que se desprende del juicio en el que se verá sobre la patada que le arreó a un jubilado que padecía cáncer. 

Miren, prefiero al alcalde de Madrid, que aun siguiendo la estela de metepatas de la expresidenta de la Comunidad madrileña, laEspe, ha rectificado sobre el reclamo para la capital del Reino del serbio para el Open de Madrid. Lo cortés no quita lo valiente, y ha querido aclarar que donde dijo digo dijo Diego. Y punto final. De todas formas, no le ha venido mal a Almeida el toque de atención para que espabile, que es que hasta ha hecho cabrear a la presidenta Ayuso -y ayer a elPrepotente- y a la ciudadana Villacís. Ahora que lo del concejal comunista zaragozano, en un Pleno, no tiene nombre, como no lo tiene la estupidez del comunista Errejón o la de la comunista "médica y madre de familia" apuntando como si tuviera una pistola a los miembros de laPepé en la Asamblea de Madrid. Cierto que Almeida metió la pata, pero los comunistas citados son unos verdaderos gilipollas. Sin perdón.

Pero, aquí todavía continuamos sin saber cuándo el tenista número uno del mundo -que no por eso deja de ser un chulo y un imbécil, y no es de ahora- entró en nuestro país, cómo y por dónde. Que oigan, que se pasó el tipo unas vacaciones de aúpa en Marbella, sin vacunar y sin mascarilla. De ahí se las piró a Australia, en donde mintió a las autoridades australianas diciéndoles que de Serbia había viajado directamente a las antípodas. Es más, todavía falta que nos expliquen, igualmente, por dónde salió y cómo de España.

Tampoco sabemos cómo salió el denominado Valtonic, el rapero. Lo que sí tenemos claro, evidente, es que huyó de España, de la Justicia española, y se fue a Bélgica, sacrosanto lugar de acogida de los delincuentes españoles, como el golpista catalán elPuchi, y otros. Ahora la Justicia belga ha anulado el fallo que impedía su extradición, lo que quiere decir que el caso volverá a ser examinado. No se muestra ahora tan eufórico el delincuente huido, como cuando el fallo fue impedir su extradición. Entonces, el valiente no hacía más que peinetas dirigidas a los españoles a través de los medios de comunicación belgas. Pues ya sabe, aquí siguen abiertas las causas por amenazas, enaltecimiento del terrorismo e insultos al Rey. Parece como que le huelen los calzoncillos.