Anda tú estos, se pensarán que como se vayan de exilio
para Perpiñán , en la Francia, vamos a ir todos corriendo,
como si fuese peregrinación en masa a Lourdes.
Lo de ir a ver a Marlon Brando
y María Schneider tenía su morbo, su
aquel, coño; pero irse a Perpinán para ver a elPuigdemón –el hijo del pastelero- y a laForcdell –la mal “peiná”- sería como un ejercicio de masoquismo.
Allá los perpiñaneses si los quieren aguantar; es su problema.