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miércoles, 16 de febrero de 2022

Marlaska y el síndrome de Estocolmo

Si para algo han servido las elecciones a las Cortes de Castilla y León ha sido, al menos, para sacar de su letargo y atontamiento a laPepé a nivel nacional. ¡Que es que estaban empanaos los de Casado! Que casi hasta se ha producido un cisma en el partido entre los partidarios del pacto de coalición con Vox en esa región y los que no quieren ni mentar la bicha. En este segundo grupo se encuentra la directiva del partido, con Casado al frente, y su segundo, el murciano Egea, como secretario general. Al otro lado, Ayuso y parece, parece, que el alcalde de Madrid, Almeida, portavoz del partido. Por lo menos el partido ha despertado, que hora era. Hasta Aznar se ha metido en este jardín, y no sabe qué es lo que puede pintar Le Pen en un Gobierno de laPepé.
El candidato a la presidencia de la Junta de Castilla y León es de la opinión de los de Génova: de hecho, ha pasado de Vox y ya se está reuniendo con los partidos locales que han logrado representación. Con ellos podría lograr siete u ocho votos más a unir a los treinta y uno de su partido para la Investidura. Vamos, que parece lanzado a la heroicidad de poder conformar un gobierno en solitario, sin la abstención de laPesoé  y sin el apoyo de Vox. Ahora bien, como en política puede pasar de todo, tiempo tendremos hasta el día de la Investidura. Lo que no se llega a comprender es que Abascal quiera entrar como sea en la Junta de Castilla y León, cuando ha renunciado a hacerlo en el gobierno de Madrid, Andalucía y Murcia. Lo suyo fue un calentón, a lo del payaso comunista, al pedir carnaza en la noche electoral, pero que ahora se ve obligado a mantener. Lo que no sabemos es hasta cuándo; a lo peor, para él, se tiene que apear del burro zamoranoleonés, cuando con la fuerza de sus trece procuradores podría haber pactado puntualmente con Mañueco. Ahora se verá obligado Abascal a dar explicaciones.
Tantas como las que no nos ha dado elBandido Prepotente, que, después de varios meses evitando el control parlamentario -el de la ciudadanía-, se ha dignado a asistir a una sesión, pero para continuar con su propuesta a laPepé para que laPesoé se abstenga en Castilla y León. O sea, que manden los peperos a tomar viento fresco a Vox, pero no solo en la región castellanoleonesa, sino en todas partes donde laPepé mantenga acuerdos con el partido de Abascal. O sea que Abascal y sus huestes son un peligro para la democracia, no así los delincuentes golpistas catalanes -a los que indultó y ya veremos si acaba amnistiándolos-, ni los separatistas vascos, ni los terroristas de ETA, ni por supuesto, los comunistas con los que gobierna en coalición, los del payaso de Galapagar. Como él le dijo en un debate a Rajoy, un presidente de Gobierno tiene que ser decente; él sí que no lo es.
Como tampoco lo es su ministro de los Interiores, Marlaska, al que le faltan pocos etarras por acercar a las provincias vascas, y a los que metió en las cárceles de Urkuyu ya están empezando a salir libres. ¡Vergonzoso! Y tiene la cara dura Marlaska -el juez del caso Faisán, del que nunca más se supo- de presumir de que él tuvo dos conatos de atentado de ETA. Lo que le sucede entonces a Marlaska es que necesita ayuda; fácilmente se desprende que padece el síndrome de Estocolmo. Está enfermo, pero haciendo el mal.